Vista aérea del Archipiélago de Chiloé |
ISLAS DE
CHILE
Chile cuenta con
2180 islotes y 3739 islas totalizando 105.561 km², equivalentes
al 13,94 % de la superficie total del país. Sin embargo, todas poseen sus
propias características. Algunas están completamente deshabitadas y otras han
sido núcleo de peculiares culturas y sucesos, unas están en medio del océano
Pacífico y otras en el extremo austral. Sin duda estamos frente a un lugar de
la geografía universal, donde confluye el interés de diversas culturas,
misterios y hechos extraordinarios, ligados tanto a lo maravilloso como a lo
trágico. Un lugar donde se concentra lo místico, lo extraño y lo extremo. Dividen el país en 5 sectores insulares:
1. Zona norte-centro-sur: hay sólo algunos islotes a
la altura de la IV Región de Coquimbo y las islas Quiriquina (44 km2, célebre por haber sido prisión durante la
dictadura militar, donde estuvo preso y sometido a tortura Salvador Allende en
1973, actualmente, escuela de grumetes), Santa
María (35 km2), y Mocha en la VIII
Región del Bío Bío, que junto con otros cientos de pequeñas islas, no superan
los 150 km2 de superficie.
2. Islas Esporádicas, un conjunto de 6 islas: Archipiélago Juan Fernández (147 km2,
conformado por Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk y Santa Clara), y la Isla de Pascua (147 km2), son las
únicas habitadas, y están a la altura de la V Región de Valparaíso.
Vista aérea del Archipiélago Juan Fernández |
3. X Región de los Lagos: el Archipiélago de Chiloé (9.181 km2), donde destaca la Isla Grande de Chiloé (segunda en
tamaño del territorio chileno con 8.394 km2 de superficie y unos 140.000 hab).
4. XI Región de Aysén: la isla Magdalena y el Archipiélago de las Guaitecas, y más al sur, en la XII Región de Magallanes y la Antártica Chilena, destacan Wellington, Santa Inés y Desolación. Hacia el estrecho de Magallanes, la Isla Riesco y la Isla Grande de Tierra del Fuego (47.992 km2), isla compartida con Argentina (unos 30.000 km2 son chilenos). Más al sur, al sur del Canal de Beagle, las islas Hoste y Navarino, y las islas Picton, Lennox y Nueva (conocidas porque fueron foco en el conflicto limítrofe con Argentina en 1978). Además, las islas Wollaston (Isla de Hornos) y al sur del Cabo de Hornos, las islas Diego Ramírez, el punto más austral del Chile continental (a pesar de ser islas, están conformados por la cordillera andina).
5. Territorio Chileno Antártico: Isla Alejandro I, Isla Berkner y las más grandes, las islas Shetland del Sur (donde se ubican la mayoría de 17 bases científicas antárticas de 12 países diferentes, como la española Juan Carlos I en la isla Livingston, y dos de las chilenas en la isla Rey Jorge) (islas Rey Jorge, Greenwich, Livingston y Decepción son las que albergan bases científicas).
Quizá los más significativos de estos conjuntos (aparte de la Isla de Pascua, por supuesto, que ya hemos tratado en varias ocasiones), es el Archipiélago Juan Fernández, la Isla Mocha y la Isla Grande de Chiloé.
4. XI Región de Aysén: la isla Magdalena y el Archipiélago de las Guaitecas, y más al sur, en la XII Región de Magallanes y la Antártica Chilena, destacan Wellington, Santa Inés y Desolación. Hacia el estrecho de Magallanes, la Isla Riesco y la Isla Grande de Tierra del Fuego (47.992 km2), isla compartida con Argentina (unos 30.000 km2 son chilenos). Más al sur, al sur del Canal de Beagle, las islas Hoste y Navarino, y las islas Picton, Lennox y Nueva (conocidas porque fueron foco en el conflicto limítrofe con Argentina en 1978). Además, las islas Wollaston (Isla de Hornos) y al sur del Cabo de Hornos, las islas Diego Ramírez, el punto más austral del Chile continental (a pesar de ser islas, están conformados por la cordillera andina).
5. Territorio Chileno Antártico: Isla Alejandro I, Isla Berkner y las más grandes, las islas Shetland del Sur (donde se ubican la mayoría de 17 bases científicas antárticas de 12 países diferentes, como la española Juan Carlos I en la isla Livingston, y dos de las chilenas en la isla Rey Jorge) (islas Rey Jorge, Greenwich, Livingston y Decepción son las que albergan bases científicas).
Quizá los más significativos de estos conjuntos (aparte de la Isla de Pascua, por supuesto, que ya hemos tratado en varias ocasiones), es el Archipiélago Juan Fernández, la Isla Mocha y la Isla Grande de Chiloé.
Juan Fernández frente a V Región de Chile |
ARCHIPIÉLAGO JUAN FERNÁNDEZ
El Archipiélago Juan Fernández es un conjunto de tres
islas de origen volcánico a 670 km de las costas chilenas, pertenecientes a la
V región de Valparaíso (comuna Juan Fernández), que suman 147 km2 (islas Robinson Crusoe o Más a Tierra -96km2-,
Alejandro Selkirk o Más Adentro
-48km2-, y el islote de Santa Clara -5km2-).
Enclavado en el Pacífico, sus cerca de 900 habitantes son
los herederos y guardianes de una historia cargada de leyendas y cuentos
de corsarios, piratas y tesoros. En 1935 las tres principales islas del archipiélago
fueron declaradas Parque Nacional
Archipiélago de Juan Fernández con una extensión de aproximadamente 9.967
hectáreas, y declarado en 1977 Reserva
Mundial de la Biósfera por la Unesco gracias a su clima marítimo de grandes
oscilaciones térmicas que contribuye al crecimiento de flora y fauna únicas en
el mundo, destacándose especies tales como el lobo de mar de dos pelos, el
blindado, ave rapaz diurna, el picaflor rojo, el rayadito de Masafuera, ave en
grave peligro de extinción, el cangrejo dorado, la jaiba corredora y la
langosta de Juan Fernández, pieza fundamental en la actividad productiva del
archipiélago. Fue el español Juan Fernández el primer europeo que dio noticia de este
archipiélago el 22 de noviembre de 1574, cuando se internó mar adentro
para buscar una ruta de navegación más rápida entre Perú y Penco, a unos
500 kilómetros al sur de Santiago. Años después de tomar posesión de las islas,
los colonizadores españoles la abandonaron y, por su situación
privilegiada en el Pacífico Sur, se convirtieron en refugio de piratas y
corsarios, especialmente ingleses y franceses.
Isla Robinson Crusoe |
ISLA
ROBINSON CRUSOE
El tsunami de 2010 y el accidente de aviación de 2011
Consecuencia del
terremoto de 27 de febrero de 2010 que
alcanzó una magnitud en la Escala de Magnitud de Momento (sucesora de la
Richter y que mide la cantidad de energía liberada por un terremoto) de 8.8 con
epicentro cerca de Concepción, llegando a durar hasta 6 minutos en algunas
zonas, y con una profundidad de algo más de 30 km bajo la corteza terrestre.
Unos 35 minutos después se desencadenaba el tsunami, devastando buena parte de
las costas chilenas y sus islas. En el archipiélago Juan Fernández, y
especialmente en Robinson Crusoe, el impacto arrasó San Juan Bautista. 525
víctimas mortales en el país (16 de ellas, incluido un turista español, en la
isla). El tsunami hizo desaparecer varios ejemplares en distintos idiomas
de la novela Robinson Crusoe, algunos, antiquísimas ediciones que se guardaban
en su biblioteca.
El
accidente del Casa 212 Aviocar de la Fuerza Aérea de Chile, quedó conocido como
“tragedia de Juan Fernández” y tuvo lugar el 2 de setiembre de 2011. Iba con 3
miembros de tripulación militar y 18 pasajeros civiles, la mayoría de ellos en
misión de voluntariado para una obra social. El avión impactó contra la
superficie del mar poco antes de llegar a Robinson Crusoe, siendo declarados
sus 21 pasajeros oficialmente muertos la noche del día siguiente. El impacto
mediático del accidente se debió en gran parte a que viajaba un equipo de la
televisión nacional de Chile (TVN) que incluía al presentador Felipe Camiroaga
y el periodista Roberto Bruce, que iban a grabar una nota para el programa de
TVN “Buenos días a todos”, pues otro de los pasajeros, líder de “Desafío
Levantemos Chile” creada para la reconstrucción del terremoto del año anterior,
iba también con ellos.
En la actualidad, la
isla Robinson Crusoe reúne unos 630
habitantes, concentrados en su mayoría en el poblado de San Juan Bautista
(Bahía Cumberland), que viven mayormente de la pesca de la langosta, en una
superficie de 96 km2.
Robinson Crusoe. La novela
Paso
marítimo obligado desde comienzos del siglo XVIII, Juan Fernández recibió por
años a la "crème de la crème" de la filibustería europea.
Diversos corsarios, entre ellos, Jacob Le Maire, Willem van Schouten y James
Cook, recalaron en la isla. Uno de ellos, William Dampier, abandonó allí, en 1704,
al díscolo marinero escocés Alexander
Selkirk, que sólo volvería a ser rescatado un lustro más tarde, y cuya
historia recogería Daniel Defoe en
su clásica novela Robinson Crusoe. Daniel Defoe retrató en 1719, las aventuras de Robinson
Crusoe en una remota isla tropical, dando luces sobre el archipiélago de Juan
Fernández y representando el espíritu del perfecto colonialista británico que
considera una porción de tierra como propiedad privada, y, que incluso es capaz
de esclavizar a Viernes, un indígena habitante primigenio de esta zona (que a
veces vistió de mujer tentando el incorruptible carácter europeo del
protagonista). La novela es en realidad una autobiografía ficticia del
protagonista (Robinson Crusoe en el libro), que encarnaba un símbolo del
colonialismo y la moral europeas de la época, pero estuvo inspirada en la
historia real de dos náufragos: el marinero escocés Alexander Selkirk (nombre con el que se conoce a una de las islas
del archipiélago Juan Fernández donde naufragó -Más a Tierra actual Robinson
Crusoe-, y de donde fue rescatado en 1709), y el capitán de marina español Pedro Serrano (rescatado en 1534 y que
también dio nombre al banco de arena del Caribe donde naufragó, el Banco
Serrano). Sin embargo la novela cambia la locación de los hechos, trasladándola
a la boca del río Orinoco, pero dos de las islas del archipiélago Juan
Fernández conservan en sus nombres la memoria de esta aventura desde 1966, en
que una pintora y escritora uruguaya residente en el archipiélago, pidió el
cambio de nombre de las islas Más a Tierra y Más Afuera.
Lower Largo, Fife (Escocia) |
“La vida e increíbles
aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió veintiocho años
completamente solo en una isla deshabitada en las Costas de América, cerca de
la Desembocadura del Gran Río Orinoco. Habiendo sido arrastrado a la orilla
tras un Naufragio, en el cual todos los Hombres murieron menos él. Con una
Explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por Piratas. Escrito
por él mismo” (editada por primera vez en 1719) es el nombre completo de la
novela de aventuras por antonomasia. El verdadero Alexander Selkirk fue rescatado y devuelto a su tierra por los
buques ingleses “Duke” y “Duchesse”, después de mucho insistir al marinero, que
no deseaba dejar la isla. Después de cuatro años y cuatro meses viviendo en
pequeñas chozas, de la caza de cabras, criando gatos para que le protegieran de
las ratas, y vistiendo con pieles de animales, su reinserción en la
civilización nunca dio resultado, y después de dos casamientos fracasados, volvió
al mar con el “Weymouth” de la Marina Real, como teniente, a bordo del cual
murió a la edad de 47 años (1723) frente a las costas de África.
Peter O'Toole en "Yo, viernes" (Jack Gold) |
Robinson Crusoe. El cine
Luis Buñuel rodó en 1952 una versión de la obra de Defoe: “El eco de Crusoe”, aunque antes ya había sido
objeto de adaptaciones cinematográficas, incluso por Georges Méliès (1902) (conocido por sus adaptaciones de obras
literarias de ciencia ficción de Julio Verne y H.G. Wells, y que el mismo año
realizara el primer film de ciencia ficción de la historia, Viaje a la Luna).
En 1975 también se hizo una película (“Yo,
Viernes”, dirigida por Jack Gold)
basada en esta historia (protagonizada por Peter O’Toole), en la que los días de soledad de Robinson Crusoe tocan a su fin,
cuando un indígena, único superviviente de un rito tribal, aparece en la isla.
Crusoe lo bautiza como Viernes y le hace su sirviente . Las cosas parecen
funcionar bien, pero el día a día termina por provocar conflictos a nivel
intelectual y humano. Robinson pretende que Viernes aprenda y adopte sus
costumbres, pero éste no puede ni quiere olvidar su origen. Por otra parte,
entiende que para sobrevivir en el "distorsionado" mundo del hombre
blanco, tiene que actuar con astucia y adoptar, aunque sea en apariencia, sus
normas. Incluso existe un interesante largometraje de animación uruguayo
(Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe,
Walter Tournier 2012).
La guerra de la oreja de Jenkins
Luego de la guerra entre
España e Inglaterra (1726-1727), donde también participaron Francia y los
Países Bajos, se firmó el Tratado de Sevilla (1729), en el cual España ratifica
el dominio de Inglaterra (vigente desde el tratado de Utrecht) sobre Gibraltar,
Menorca y entre otras concesiones (como el tráfico de esclavos), le permite
comerciar directamente con los puertos americanos, hasta entonces privilegio
del comercio español metropolitano. Sin embargo, España se reservaba el “derecho
de visita”, vale decir, podía inspeccionar las naves inglesas en sus costas.
Pese a que el comercio inglés se benefició de estas ventajas, se resistieron a
cumplir las restricciones, y constantemente cometían contrabando y otras
infracciones, las que eran sancionadas por las autoridades españolas que las
sorprendían.
Entre ellos, el capitán
Julio León Fandiño, que en 1731 apresó (en estos territorios) al contrabandista
inglés Robert Jenkins, a quien en
castigo, le cortó una oreja. Posteriormente,
en 1738, en el clímax del paroxismo de la propaganda antiespañola de los
grandes comerciantes ingleses, Jenkins se presentó ante una comisión de la Cámara
de los Comunes, con un frasco conteniendo lo que supuestamente era su oreja
cortada, y con gran dramatismo se quejó de la arrogancia española, repitiendo
la frase que le había dicho su verdugo hispano al devolverle la oreja cortada: "Ve
y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Eran tantos
y tan cuantiosos los intereses involucrados, que la prensa sajona hizo amplio
eco de esta “humillación” (acaecida siete años atrás), preparando Inglaterra un
plan de ataque y declarando la guerra a España, con la intención de arrebatarle
sus dominios americanos. Esta guerra duró desde 1739 hasta 1748, y se llamó la Guerra del Asiento, “la guerra de la
oreja de Jenkins” para los ingleses.
Cañón en Robinson Crusoe |
El tesoro de Lord Anson. Antecedentes
Y como la historia de
este pequeño archipiélago no deja de sorprender y una cosa lleva a la otra,
este suceso tendrá importantes consecuencias para su territorio, que será
emplazamiento de una de las historias de tesoros más apasionantes. Durante la
Guerra del Asiento, el plan de ataque inglés fue tremendamente ofensivo, con
tres enormes flotas al mando del almirante Lord
Edward Vernon (la más poderosa de la época, para atacar desde el Caribe),
el comodoro George Anson (para
atacar del sur de Chile hasta el istmo de Panamá) y el capitán Cornwall (que debía circunnavegar el
cabo de Buena Esperanza y atacar Oriente, las Filipinas y luego México). La
flota de George Anson, quien nos
interesa en esta historia del tesoro, quedó diezmada al cruzar el cabo de
Hornos, los temporales separaron sus naves, algunas de las cuales se
extraviaron, logrando llegar a Juan
Fernández, pero a tan mal traer que aunque su misión estaba condenada al
fracaso, pudo recuperar fuerzas en el archipiélago de Juan Fernández
(instalándose en un valle de la isla Robinson Crusoe, entonces Más a Tierra, que hasta hoy lleva su
nombre y donde dijo una vez: “Abran una ventana en el bosque, que quiero ver el
mar”), y luego de hostilizar el comercio español y dar la vuelta al mundo, fue
recibido en Inglaterra como héroe (en parte debido a que sus actos de piratería
y saqueo de poblaciones indefensas le valieron pingües dividendos a los
comerciantes ingleses que habían costeado su expedición), llegando incluso a
ser en dos períodos "Primer Lord del Almirantazgo". La reciente
película "Capitán de mar y guerra"
(Russel Crowe) está inspirada en estos episodios... "pero como en inglés
la historia se escribe distinto", en la película el capitán inglés
persigue obstinadamente a un buque francés... siendo que en la realidad su
periplo fue una frenética huida de los navíos españoles que le daban caza. En
cuanto a las fortificaciones del Archipiélago
Juan Fernández, fueron construidas a raíz de estos sucesos. Fue una
tremenda derrota para Inglaterra, pero España debió precaver un nuevo intento
de ataque, por lo que por temor, fortificó el archipiélago donde Anson pudo
reponer fuerzas, quedando entre toda esta convulsa historia, las acciones
piratas y contrabandistas menores, como meras anécdotas domingueras.
Isla Robinson Crusoe |
El tesoro de Lord Anson (o de Juan Esteban Ubilla y
Echeverría)
Pero vamos a la historia
del tesoro consistente (dependiendo de las fuentes difiere ligeramente) en: ochocientos
barriles de oro, 200 barras de oro, cien de plata, doce anillos papales, 21
barriles de piedras preciosas, la Llave del Muro de los Lamentos, y una de las
joyas más famosas de la historia, conocida como la Rosa de los Vientos (de oro
y esmeraldas, dentro de un baúl dorado), además de parte de los tesoros del
Imperio Inca, incluyendo el collar de la mujer de Atahualpa. El mal llamado tesoro
de Lord Anson, quien conoció bien la isla durante su reclusión (1742-44), es en
realidad el tesoro de un corsario español,
Juan Esteban Ubilla y Echeverría,
quien lo habría enterrado allí por causa de desacuerdos entre los Borbones y
los Habsburgo. Más tarde, por 1759, y muerto el español, Lord Anson,
enterándose de la existencia del tesoro, envió a Cornelius Webb en el “Unicorn”
a recuperarlo, quien supuestamente lo desenterró de la bahía de Cumberland para
luego volver a enterrarlo (en la West Bay o Puerto Inglés) al no poder salir de
la isla en condiciones seguras, no sin antes realizar un detallado inventario,
después de lo cual, fallece.
Isla Robinson Crusoe |
La búsqueda del tesoro
Es desde los años ’50 que varios equipos de
investigadores y aventureros han ido en su búsqueda sin resultados positivos
por el momento. Mucho se ha especulado sobre el lugar exacto que lo albergaría.
Fue a mediados de los años 1950’s que Jorge
Di Giorgio se enteró de la leyenda a través de Luis Cousiño. Decidido a pesquisar más antecedentes sobre este
misterio se contactó con su amiga Tita Díaz,
quien años antes se había casado con el diplomático inglés Archibald Clark
Kerr, más tarde convertido en Lord. De modo que Tita Díaz tuvo acceso a importantes
contactos en la alta sociedad Inglesa de la época, y se dirigió al castillo de
Lord Anson donde encontró una serie de cartas, que envió a su amigo Di Giorgio en
Chile. Las cartas estaban escritas en clave, y fueron “descifradas” por una
mujer (Angélica Lyon) que hizo una
interpretación muy personal de las mismas. Según ella, hablaban de “enterrar
pertenencias de la Corona”, “hacer explotar el barco”, y frases que reflejaban
la existencia de un tesoro, con indicaciones del lugar exacto. Luis Cousiño había encontrado, años
antes, un cofre con un sobre de plomo en cuyo interior había un documento que Angélica
Lyon vuelve a intentar interpretar, lo que parecía ser un relato escrito en los
últimos días del capitán aquejado por una enfermedad, Cornelius Webb, a Lord Anson,
donde le comunica el inventario de la carga del “Unicorn”, y el lugar donde ha sido escondido, con palabras en
clave (“escondite valle de Anson un cable desde punto de observación en
dirección piedra amarilla grande profundidad 15 pies”). A pesar de que Di
Giorgio no obtuvo resultados en su búsqueda, estas investigaciones abrieron
camino para el nacimiento de una leyenda, con la que muchos han soñado.
Bernard Keiser en Robinson Crusoe |
Más recientemente, es en
1995 que el historiador holandés
nacionalizado estadounidense, Bernard Keiser,
avalado por la National Geographic, inició exhaustivas excavaciones en busca
del mentado tesoro enterrado. No sin antes, hacer una investigación acuciosa
que lo llevó por diferentes archivos donde se conservaban documentos en el
viejo continente, que le condujeron a una misión arqueológica ejecutada en la pequeña
bahía de Puerto Inglés.
Incluso en 2005, el Intendente de Valparaíso (V
Región de Chile), Luis Guastavino,
atraído por los rumores del tesoro, valuado en 10.000 millones de dólares, y de
acuerdo con el alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González, echó mano a toda
la técnica del TR araña (a.k.a. Arturito), un robot georadar de la empresa privada Wagner que
supuestamente captó el tesoro en el sector denominado Tres Puntas, quedando
finalmente todos los esfuerzos en nada.
La ley chilena sobre Monumentos Nacionales
señala que en el caso de hallazgos arqueológicos, antropológicos o
paleontológicos en terrenos protegidos, su propiedad es del Estado chileno, aunque el Código Civil incluye la posibilidad de
un reparto a partes iguales entre los descubridores y el Estado, que había sido
la fórmula alcanzada en este caso, aunque la empresa Wagner (propietaria del
robot) habría estipulado el reparto de su porción entre los pobladores de la
isla y obras de beneficencia. Sin embargo, el escurridizo tesoro no pudo ser
hallado.
Roquerío atribuido a los mayas |
La Isla Apocalíptica
Especulaciones como la
que se tejieron en el documental “La
Isla Apocalíptica”, producto de un reportaje de History Channel (2010), en
el que Jim
Turner declaraba haber descubierto un
enorme monumento maya de 45 metros de altura, acompañado por un enorme jaguar
agachado, en una de las islas de Juan Fernández, (la Robinson Crusoe, a la que
llegó después de una difícil travesía en el más endeble bote de pescadores que
encontró en Valparaíso, cuando la isla tiene un buen aeropuerto, lo sabemos
todos debido a la tragedia del año 2011), también están a la orden del día en
el archipiélago. El perturbador hallazgo hacía una aún más perturbadora
predicción: la fecha del fin del calendario
Maya, que traducida al calendario gregoriano se fijaba en el 21 de
diciembre de 2012. Turner, afirmaba en
el documental que la isla sería el único punto del mundo en que durante 2012
sería posible apreciar el tránsito del planeta Venus por delante del Sol.
Fenómeno que coincide con un día sagrado maya y que estaba pronosticado para el
11 de noviembre de 2012 (siempre según Turner). Y durante el apoteósico final,
el 21 de diciembre de 2012, frente al megalito maya y rodeado por un formidable
anfiteatro montañoso, se vería un eclipse total de Sol, signo inequívoco del
final de los tiempos conocidos hasta ahora.
Pero en
realidad no hay, en esta isla, evidencias de presencia prehispánica extraída de
contextos arqueológicos. Y las formaciones rocosas mencionadas no son más que afloramientos
volcánicos naturales, no "monumentos mayas”. Pareidolia le llaman a esto…
aunque en este caso es mucha la imaginación que hay que tener para ver un
monumento en este roquerío… casi le llamaría paranoia… y ¿es que todavía nos
creemos todo lo que sale en la tele y en internet?
Mas a Tierra. Jacques Nicolas Bellin |
LOS PRESIDIOS. SIGLOS XVIII-XX
Además, el mar que circunda el archipiélago se convirtió, por nada menos que siete veces, cuatro de ellas en Robinson Crusoe, en muros de colonias penales, a lo largo de diferentes períodos históricos entre los siglos XVIII y XX. Reos coloniales condenados a trabajos forzados, patriotas desterrados después del desastre de Rancagua, presidio de rebeldes carrerinos… todos ellos y más, condenados al peor de los presidios: el aislamiento de todo, y de todos. Más a Tierra y Más Afuera (como se denominaban las islas de Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk respectivamente, hasta 1966) poseen una larga historia como brutales cárceles.
Además, el mar que circunda el archipiélago se convirtió, por nada menos que siete veces, cuatro de ellas en Robinson Crusoe, en muros de colonias penales, a lo largo de diferentes períodos históricos entre los siglos XVIII y XX. Reos coloniales condenados a trabajos forzados, patriotas desterrados después del desastre de Rancagua, presidio de rebeldes carrerinos… todos ellos y más, condenados al peor de los presidios: el aislamiento de todo, y de todos. Más a Tierra y Más Afuera (como se denominaban las islas de Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk respectivamente, hasta 1966) poseen una larga historia como brutales cárceles.
Más a Tierra (1749-1814). Los reos coloniales
El virrey del Perú Manso de Velasco, decidió recluir hacia mediados del
siglo XVIII, en Más a Tierra, a los criminales más peligrosos, condenados por
las Reales Audiencias de Quito y de Santiago, con la esperanza de que su
aislamiento produjera el milagro de su readaptación. Con la fundación del
caserío de San Juan Bautista, en 1749, empezó la trayectoria de miseria,
instintos desencadenados, crímenes, pasiones y fugas novelescas, que
caracterizaron la historia de Juan Fernández por más de un siglo.
Junto con
fortificar y poblar, los gobernantes virreinales enviaron a las islas a
diversos delincuentes, que llegaban con sólo una camisa, un pantalón y un
jergón para dormir, con lo que se les soltaba en la playa como fieras bravías. La
categoría de los presos variaba, desde simples blasfemos hasta peligrosos
homicidas, e incluso algunos inocentes, y los había de varias procedencias
(peruanos ecuatorianos, chilenos). Poco a poco el presidio, al no recibir
abastecimiento desde el continente, se vistió con el manto fantasmal del hambre
durante 1811 y 1812, hasta que a mediados de 1814, se desmontó por fin, aunque
no por mucho tiempo.
Interior de la Cueva de los Patriotas |
Más a Tierra (1814-1817). Los patriotas de Rancagua
Después de la derrota de Rancagua en 1814, los españoles entraron en Santiago, tomando calles y cuarteles. Un mes más tarde, se echaron sobre los incautos patricios que, confiados, habían vuelto a sus hogares desde sus chacras y estancias. Cincuenta de ellos, la mayoría ancianos, fueron arrancados de sus lechos y arrastrados a la cárcel, para emprender una cabalgata de dos días hacia Valparaíso. En el puerto se formó la caravana del destierro a la isla de Más a Tierra que duró 27 meses de soledad, hambre y miseria. Entre los patricios aprehendidos figuraban ilustres criollos. Los 300 desterrados fueron embarcados en la corbeta "Sebastiana", y amontonados en su bodega. A los pocos meses se agregó una segunda partida de patriotas de La Serena, y más tarde otra de peruanos que se pudrían en las casamatas del Callao. El peor enemigo que debieron enfrentar fue la plaga permanente de roedores tan audaces, que mataban a gatos y a perros. El tormento del viento y el frío, y el incendio de sus chozas, llevó a algunos a suicidarse para acabar con la pesadilla. Luego fueron conducidos a unas cuevas hechas durante el período colonial en las rocas que rodean bahía Cumberland, donde hoy pueden verse las huellas de las largas varas que sostenían sus literas en las húmedas paredes, y que actualmente en honor a ellos son denominadas "Cuevas de los patriotas". Entre las escenas vividas, destaca las disputas por las pocas mujeres que formaban la población civil, entre confinadas y pobladoras, por parte del personal de tropa y prisioneros comunes. En 1817 llegó un coronel a parlamentar sobre la libertad de los presos con el último gobernador español, quien aceptó ante el barco que apuntaba sus cañones sobre la fortaleza hispana. Ese mismo año llegaron los desterrados a Valparaíso.
Después de la derrota de Rancagua en 1814, los españoles entraron en Santiago, tomando calles y cuarteles. Un mes más tarde, se echaron sobre los incautos patricios que, confiados, habían vuelto a sus hogares desde sus chacras y estancias. Cincuenta de ellos, la mayoría ancianos, fueron arrancados de sus lechos y arrastrados a la cárcel, para emprender una cabalgata de dos días hacia Valparaíso. En el puerto se formó la caravana del destierro a la isla de Más a Tierra que duró 27 meses de soledad, hambre y miseria. Entre los patricios aprehendidos figuraban ilustres criollos. Los 300 desterrados fueron embarcados en la corbeta "Sebastiana", y amontonados en su bodega. A los pocos meses se agregó una segunda partida de patriotas de La Serena, y más tarde otra de peruanos que se pudrían en las casamatas del Callao. El peor enemigo que debieron enfrentar fue la plaga permanente de roedores tan audaces, que mataban a gatos y a perros. El tormento del viento y el frío, y el incendio de sus chozas, llevó a algunos a suicidarse para acabar con la pesadilla. Luego fueron conducidos a unas cuevas hechas durante el período colonial en las rocas que rodean bahía Cumberland, donde hoy pueden verse las huellas de las largas varas que sostenían sus literas en las húmedas paredes, y que actualmente en honor a ellos son denominadas "Cuevas de los patriotas". Entre las escenas vividas, destaca las disputas por las pocas mujeres que formaban la población civil, entre confinadas y pobladoras, por parte del personal de tropa y prisioneros comunes. En 1817 llegó un coronel a parlamentar sobre la libertad de los presos con el último gobernador español, quien aceptó ante el barco que apuntaba sus cañones sobre la fortaleza hispana. Ese mismo año llegaron los desterrados a Valparaíso.
Más a Tierra (1821). Los rebeldes
carrerinos
En 1821 una corbeta llevaba nuevamente presos a Juan Fernández. Se trataba
esta vez de partidarios de los hermanos Carrera, acusados de provocar una
sublevación en contra del gobierno. Los más leales partidarios fueron desterrados
a Más a Tierra.
Las haciendas y propiedades de la familia Carrera fueron
confiscadas, y su anciano padre desterrado a la isla desierta, aunque se le
permitió regresar, llegando a tiempo para morir en su hogar. El alcalde de la
isla ejerció un implacable control durante meses, pero un motín organizado por
los gendarmes, los reos políticos, los presos comunes y las mujeres, lo despojaron
del poder para entregar el mando a uno de los reclusos. Ocho meses después se
puso fin al confinamiento de los reclusos.
Más a Tierra (1834). El presidio
Bulnes
Las batallas de Loncomilla y de La Serena, reabrieron las puertas del
presidio de Juan Fernández y allí se volvieron a congregar los odios políticos.
El
presidente Manuel Bulnes estableció una cárcel para sus opositores.
Juan
Antonio Soto, alcalde de Juan Fernández, con su bonachona disposición, trató de
hacer lo más llevadera posible la vida de estos hombres que, por exigir más libertad,
la habían perdido completamente.
Organizaba partidas de caza, que derivaban en
alegres fiestas campesinas. Evitó que los reclusos sufrieran hambre y se
preocupó de su bienestar.
Sin embargo, en cuanto pudieron, los reclusos asaltaron
un buque, obligándolo a hacer rumbo hacia el continente, donde quedaron Soto y
los demás rehenes. Posteriormente, dos goletas llegaron a Más a Tierra, y los
presos asaltaron ambas (mejores embarcaciones que aquella de la que disponían)
a mano armada y obligaron a sus capitanes a transportarlos al continente, con
éxito. Quedó en la isla sólo un reducido número de presos políticos, cuyo
destino histórico era servir de nexo, entre los relegados de Bulnes y los reos
comunes recluidos por el presidente.
Gradualmente empezó a desmantelarse el
presidio, que fue el último de la isla Más a Tierra, hasta desaparecer
completamente por el año 1834.
Vista aérea de Isla Alejandro Selkirk |
ISLA ALEJANDRO
SELKIRK
Alejandro Selkirk tiene unos 48 km2 y sus 57 habitantes viven (en unas 26 viviendas) de la pesca de la langosta durante 7 meses al año que dura la temporada, para luego volver a Robinson Crusoe.
Balleneros y loberos
Entre fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la Isla Más Afuera se convirtió en un concurrido fondeadero de balleneros y buques loberos (sobre todo de EEUU). Los primeros concurrían por la necesidad de reabastecerse de agua dulce o, simplemente, por el imperativo de recalar, al no poder hacerlo en puertos de las colonias españolas sudamericanas. En el caso de los loberos, iban a directamente a cazar, aprovechando las abundantes colonias de lobo fino de Juan Fernández, cuyas pieles comerciaban en Cantón (China), con el fin de adquirir mercadería china vendible en puertos occidentales. Esta actividad de explotación de lobos de Más Afuera tuvo su momento álgido entre 1793 y 1807. La cifra calculada de matanza de lobos se empina a los 3 millones y medio de pieles para 1807, cuando "el negocio comienza a decaer". En medio de esta fiebre, en 1802 la goleta norteamericana “Nancy” llegó a secuestrar 12 hombres y 10 mujeres entre los nativos de Isla de Pascua, con el fin de obligarlos a trabajar como esclavos en las faenas que realizarían en Más Afuera. Los hombres prefirieron lanzarse al agua en alta mar, mientras que el destino último de las mujeres se desconoce. Toda esta explotación llevó a la casi total extinción del lobo fino de Juan Fernández. De hecho, entre fines del XIX y 1965 se le creyó extinto, hasta que una población de 200 fue redescubierta en Más Afuera. Como Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk también tiene su historia como presidio.
Alejandro Selkirk tiene unos 48 km2 y sus 57 habitantes viven (en unas 26 viviendas) de la pesca de la langosta durante 7 meses al año que dura la temporada, para luego volver a Robinson Crusoe.
Balleneros y loberos
Entre fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la Isla Más Afuera se convirtió en un concurrido fondeadero de balleneros y buques loberos (sobre todo de EEUU). Los primeros concurrían por la necesidad de reabastecerse de agua dulce o, simplemente, por el imperativo de recalar, al no poder hacerlo en puertos de las colonias españolas sudamericanas. En el caso de los loberos, iban a directamente a cazar, aprovechando las abundantes colonias de lobo fino de Juan Fernández, cuyas pieles comerciaban en Cantón (China), con el fin de adquirir mercadería china vendible en puertos occidentales. Esta actividad de explotación de lobos de Más Afuera tuvo su momento álgido entre 1793 y 1807. La cifra calculada de matanza de lobos se empina a los 3 millones y medio de pieles para 1807, cuando "el negocio comienza a decaer". En medio de esta fiebre, en 1802 la goleta norteamericana “Nancy” llegó a secuestrar 12 hombres y 10 mujeres entre los nativos de Isla de Pascua, con el fin de obligarlos a trabajar como esclavos en las faenas que realizarían en Más Afuera. Los hombres prefirieron lanzarse al agua en alta mar, mientras que el destino último de las mujeres se desconoce. Toda esta explotación llevó a la casi total extinción del lobo fino de Juan Fernández. De hecho, entre fines del XIX y 1965 se le creyó extinto, hasta que una población de 200 fue redescubierta en Más Afuera. Como Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk también tiene su historia como presidio.
Más Afuera. 1918 |
Más Afuera (1909-1913). El
presidio agrícola
Bajo la presidencia de Pedro Montt, fue creado el primer presidio agrícola
en Isla Más Afuera, con la llegada de 60 reos comunes, alcanzando una población
de 190 en total.
Se contaba con una goleta llamada "Alejandro Selkirk" para realizar los traslados de
presos y mercaderías, desde el continente a la isla. Ésta naufragó, y debido a
lo estéril de la isla en materia de cultivos, la pérdida de la goleta y los
desórdenes en el penal, el presidio fue disuelto en 1913. A muchos presos se
les indultó y a otros se les rebajó la pena.
Más Afuera (1927-1930). La
prisión Carlos Ibáñez
Nuevamente en 1927, algunos reos comunes de las cárceles del continente,
llegaron a Más Afuera a desperezar sus músculos cohibidos por la inactividad
que debieron soportar en las celdas carcelarias. Nuevamente se trató de cambiar
sus rostros bestializados por el delito, en risueñas caras tostadas de
agricultores.
Esta vez no llegaron solos, pues cien presos políticos llegaron
con ellos, que tuvieron que convertirse en leñadores y en pintores de brocha
gorda, construyendo barracones, un sistema de alcantarillado y un campo de
fútbol. La lluvia eternizaba su labor de arreglar los toscos exteriores de las
casas de la colonia.
Los reos comunes, transportaban piedras de un punto a otro
de la isla y cazaban subsidiariamente cabras salvajes.
Cansado de esta vida
monótona, un recio líder sindical, con seis compañeros de destierro, tripuló
hacia la muerte el único bote que había escapado a un naufragio. Poco a poco
los presos políticos fueron substituidos por presos comunes. En 1929, sólo 16
reos políticos acompañaban a los 164 penados, y el penal fue definitivamente
desmontado en 1930. El poeta y periodista Roberto Meza Fuentes, preso en la
isla, escribió un relato sobre su
experiencia publicado en 1931 en el
diario y recientemente publicado como libro (“Los trágicos días de Más
Afuera”, 2006).
Restos del SMS Dresden de 1915 |
Las islas fantasmas
Según algunos discutidos reportes marítimos, a unos 57 km de la isla aflora
casi al ras del agua un islote conocido
como el arrecife Sefton, y a unos 47 km,
otro conocido como la roca Yosemite, ninguno de los cuales han podido ser
halladas nunca, en innumerables búsquedas que se han realizado. Son
considerados pues, como islas fantasmas o falsos avistamientos. No aparecen ni
en fotos satelitales ni en batimetrías
del fondo marino.
Naufragio del crucero SMS
Dreden 1915
El crucero alemán fue dinamitado por su propia tripulación en la Bahía
Cumberland (Isla Robinson Crusoe) tras ser perseguido durante meses por barcos
ingleses durante la I Guerra Mundial. Permanece hundido a 65 m de profundidad
allí misma en la bahía, y es Monumento Histórico Nacional desde 1985.
Isla Grande de Chiloé |
OTRAS ISLAS Y SUS
HISTORIAS
Isla Grande de Chiloé
Es la segunda en tamaño
del territorio chileno con 8.394 km2 de superficie y unos 140.000 habitantes. El área se caracteriza por su gran actividad marítima, por la fuerte
religiosidad manifestada en sus iglesias y festividades, por su artesanía en fibras, lana y madera, por su alfarería,
por los palafitos y, principalmente, por el encanto y tradición de sus habitantes.
Chiloé: voz huiliche que significa
“lugar de chelles” (gaviota blanca de cabeza negra). A la llegada de los
españoles, la isla estaba poblada por chonos (cazadores-recolectores nómadas
que se desplazaban en dalcas), huiliches y cuncos (agricultores de
patatas/papas, maíz y alubias/porotos, y a la ganadería de camélidos).
En1540, Alonso de Camargo avistó las costas de Chiloé mientras viajaba a
Perú y fue en una expedición de 1553 que el capitán Francisco de Ulloa llegó al
Canal de Chacao y recorrió las islas del archipiélago, culminándose la posesión
de las islas en 1558 con la expedición de García Hurtado de Mendoza, y
fundándose su primera ciudad en 1567 (Castro). Los jesuitas, encargados de la
evangelización, fueron haciendo capillas por todo el archipiélago; para 1767 ya
habían 79, y en el día de hoy se pueden encontrar más de 150 templos de madera
al estilo tradicional, muchas de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO. Tras la expulsión de la población jesuita en1767, la Orden Franciscana
asumió la asistencia religiosa de la isla desde 1771. Fue uno de los últimos
reductos españoles en América, pasando a formar parte de Chile recién en 1826,
8 años después de la Independencia.
Invunche en el Parque Ecológico y Mitológico de Chiloé |
Abastecimiento para balleneros
e industria maderera
En el siglo XIX fue centro de abastecimiento de los balleneros extranjeros,
especialmente franceses. Desde mediados del siglo XIX y hasta principios del
siglo XX, Chiloé fue el principal productor de durmientes para ferrocarriles en
todo el continente, a partir de lo cual comenzaron a formarse nuevos pueblos dedicados
a la industria. Con el auge de la ganadería, se comenzó a ocupar la zona
interior de las islas, que antes sólo estaban ocupadas en las costas. Las
nuevas empresas de acuicultura del siglo XX, como las salmoneras, trajeron
beneficios para los chilotes, como la generación de empleos, pero también
problemas, como la alteración de los ecosistemas.
Mitos y leyendas chilotes
La mitología chilota está
formada de la fusión de las antiguas religiones de los chonos y huiliches, y de
las supersticiones traídas por los españoles, y se ha mantenido muy presente
hasta nuestros días, fuertemente vinculada al mar. A algunos humanos se les
atribuyen poderes mágicos y está muy arraigada la creencia en brujos, los
cuales pueden volar y tienen bajo su mandato a extrañas criaturas como el Invunche (del mapudungún “persona
deforme”, en Chiloé se le dice también “chivato”, un ser deforme creado así
desde la infancia, alimentado de carne humana, que vive en una cueva y es
utilizado por los brujos para aterrorizar a la población). Además, las machis
mapuches desempeñan un rol importante en la cultura, aunque en Chiloé guardan
sus propias características y funciones.
ISLA MOCHA
Arauco, VIII Región del Bío Bío, Chile. Ya hablábamos anteriormente de esta
isla, por ser el enclave donde se registraron en 2007 importantes hallazgos
arqueológicos y antropológicos que dieron nueva luz al problema de la
colonización polinesia de América precolombina (huesos de gallina polinésica y
mandíbulas humanas del tipo polinésico “rocker jaw”), y la convivencia de
polinesios y mapuches, temas que tratamos con más profundidad en otro artículo
(Polinesios…). Pequeño retazo de tierra de 48km2, elevado a 390 metros sobre el
nivel del mar en su parte más alta y habitada por 800 personas (que viven
mayormente de la pesca), la Isla Mocha está cubierta en un 48% de bosque
nativo, siendo un área silvestre protegida por CONAF, la Reserva Nacional Isla
Mocha. Los españoles llegaron a la isla en 1544 con al visita de Juan Bautista Pastene. En 1608, Felipe
III decretó el despoblamiento de la isla para evitar que los extranjeros se
relacionaran con los indígenas lafkenches
(“gente del mar” o “gente del este” en mapudungún), aunque la orden tardó 80
años en ejecutarse, después de los cuales será José de Garro quien finalmente
dispondrá el despoblamiento de la isla acusando a sus pobladores (indígenas en
su totalidad) de socorrer a los corsarios ingleses y holandeses, y ordenando su
traslado al continente, comisión ejecutada por Jerónimo de Quiroga, quien en
1685 viaja a la isla para apresar a los indígenas y llevarles a Concepción
(proceso que duró hasta 1890), para poblar con ellos un valle a orillas del río
Bío Bío que luego sería conocido como Valle de la Mocha, en recuerdo de los
indígenas que lo poblaron. Después de este hecho, la isla permaneció 160 años
deshabitada (1690-1850), transformándose en un atractivo puerto para los
piratas, donde recalar y abastecerse de agua, comida y descanso.
Lugar recurrente de mitos y leyendas mapuche, los
lafkenches que la habitaban en la antigüedad la conocían como “isla de los
alwe” o de los muertos, de las almas pedidas, o como ”isla venerable”, de la
voz mochan (venerar), e incluso como Amuchura, que significa “resurrección de
las almas”. Cuando llegó el español Juan Bautista Pastene, la conoció como
Weuli o Welliche, que significa “ganancia de la gente”.
Tradición mapuche
La Isla Mocha es un lugar sagrado para la tradición mapuche, que cuenta con
la leyenda de los Trempulcahue (del
mapuche trempülkalwe),
cuatro criaturas marinas sobrenaturales (ballenas) que llevaban las almas de
los muertos hasta el lugar del "Ngill chenmaywe" (“el sitio
para la reunión de la gente”) y que se relaciona mayoritariamente con esta
isla. Estas ballenas serían cuatro mujeres ancianas, transformadas para realizar
la tarea a la caída del sol de cada día y a quienes ningún vivo puede ver. Desde
esta isla, las ánimas (püllü) se convertirían en espíritu (alwe)
y partirían hacia la lejana "región de Occidente". Para ello cada
ánima debe hacer una contribución en llancas
(piedrecillas de color turquesa) para pagar los servicios de transporte, motivo
por el cual al lado del difunto colocaban llancas.
Piratas, tesoros y naufragios
La isla destaca por ser un lugar donde se dieron numerosos naufragios a
causa probablemente de los roqueríos y bajos que la rodean. Los más famosos
piratas que visitaron el lugar, el inglés Francis Drake (1579), y los
holandeses Olivier van Noort (1600) y Joris Van Spilbergen (1615), lo usaban
como enclave de abastecimiento. En
cuanto a los naufragios, el vapor Illimani es uno de los casos mejor
conocidos, que dejó su esqueleto frente a la isla Mocha la madrugada del 18 de
julio de 1879, aunque todos los pasajeros y tripulantes salvaron la vida, e incluso
se alcanzó a recuperar la correspondencia y parte de los equipajes. El
permanente mal tiempo de la zona habría sido el causante del naufragio, no
obstante el capitán Leportiet, según se ha manifestado, navegaba con rumbo tal
que les permitía apreciar una distancia de 20 millas de la costa. Los mares bravos de Arauco, y los
roqueríos y bajos que rodean la isla, sumados a los vientos arremolinados del
sur, suelen causar frecuentes naufragios. Hay documentados al menos 100 desde
época colonial. Y no hay receta perfecta para sortear las dificultades, tal vez
un poco de suerte y algo de fe. Una de las historias más emblemáticas fue la
del navío ballenero Essex. La tripulación trató de capturar a la ballena
albina, pero ésta los embistió, el barco se fue al fondo del mar y sólo algunos
lograron escapar en botes. La historia incluyó un naufragio de más de 3 meses,
canibalismo y un rescate en el archipiélago Juan Fernández. El relato que
parece un mito, fue absolutamente real, con material histórico de sobra para
ser mencionado como el peor naufragio del siglo XIX.
Relato edición 1870 |
En la literatura
En el siglo XIX fue muy conocido el caso de un cachalote
albino que merodeaba la Isla Mocha al que llamaban Mocha Dick (existe el relato que cuenta su historia, del viajero
norteamericano J.N. Reynolds, 1839 y 1870). Este hecho, y la epopeya que
padeció el ballenero Essex, de Nantucket, Massachusetts, cuando fue atacado por
el cachalote (tras ser hundidos vagaron por el Océano Pacífico hasta el
archipiélago Juan Fernández, en donde padecieron hambre y sed, llegando al
canibalismo, hasta que 91 días después fueron rescatados y desembarcados en
Valparaíso, Chile), inspiraron a Herman
Melville para su novela de aventuras Moby
Dick (publicada en 1851), que, indudablemente, está también basada en las
experiencias personales de Melville como marinero. Narra la travesía del barco
ballenero Pequod en la obsesiva y autodestructiva persecución de una gran
ballena blanca impulsada por el capitán Ahab, que representa la maldad absurda
y obstinada, quien sostiene una venganza personal y arrastra a la muerte inútil
a su tripulación.
La novela Moby Dick (Herman Melville), diversas ediciones |
La ambigüedad con la que se juzgan el bien y el mal la
convierte en heredera moderna de la Odisea y La Divina Comedia. Ahab, con su
cicatriz que cruzaba toda su cara y se perdía entre sus ropas (parecida a la
cicatriz real de Drake, obtenida según la leyenda por una disputa con los
nativos), con su pata de palo hecha de dentadura de cachalote, pasaba horas en
el alcázar como si de una estatua se tratase. Una obra de profundo simbolismo
que incluye referencias a temas como biología, religión, idealismo, obsesión,
pragmatismo, venganza, racismo, jerarquía y política. Los tripulantes del
Pequod vienen de orígenes tan variados como Chile, Francia, Islandia, Holanda,
Italia, Malta, China, Dinamarca, Portugal, India, Inglaterra, Tahití, España e
Irlanda, lo que sugiere que el Pequod es una representación de la humanidad. El
autor, Melville, escribió otra novela sobre la trata de esclavos negros,
inspirada en una pequeña isla chilena más al norte, frente a las costas de la
IV Región de Coquimbo, llamada Santa
María, de apenas 35 km2. Fue aquí que se cumplió el
capítulo final de la rebelión de un grupo de esclavos negros contra sus
carceleros, en una aventura marítima que perdura en la historia como signo de la
fuerza del ansia de libertad, y además, la isla era paso casi obligado de los buques que
habían pasado el Cabo de Hornos, recalado en Isla Mocha, y continuado hacia el
Archipiélago Juan Fernández después de una escala en Santa María.
En el cine
Entre otras versiones, en 1956 se filmó Moby Dick, de John Huston, con Gregory
Peck en el papel del capitán Ahab, con un guión escrito por el escritor
estadounidense Ray Bradbury, y en
1998 se realizó una película para la televisión protagonizada por Patrick Stewart. Starbuck, era uno de los
tres oficiales, y de él toman el nombre los fundadores de la conocida cadena de
cafeterías muy aficionados al mar y a la lectura.
Artículos relacionados:
Gracias por dar a conocer las historias y leyendas de nuestras islas de Chile, es mucha la gente que no sabe de estos temas, me parecen muy buenos.
ResponderEliminarChiloé tiene muchas historias y leyendas interesantes... El Caleuche es una de las leyendas mas famosas de la isla y sería interesante a lo mejor darla a conocer a su manera de redacción que es muy buena y entretenida...
ResponderEliminarHola Ale! Gracias por pasarte por aquí, me alegro que te haya gustado pues siendo chileno y amante de tu país debes conocer mejor que yo todas estas historias que os cuentan desde pequeños en la escuela. Sobre el Caleuche que comentas, algo he leído y me ha parecido una leyenda divertida pero demasiado inverosímil, pensar en un barco fantasma lleno de brujos y fallecidos, de velas rojas que solo aparece por las noches, entra en el terreno de las leyendas sin fundamento, y aquí sólo he mencionado las que se apoyan en algún tipo de documentación o testimonio. Pero sí, es una historia muy interesante y bonita, Ale, creo que por su importancia en Chiloé (incluso hay una película que habla de las leyendas de Chiloé y se llama Caleuche), debería incluirla. Un abrazo!
EliminarMe llama mucho la atención la tradición mapuche, por lo que veo tiene mucha similitud con los romanos en según que aspectos, he leido algunas obras de esta tematica y desde luego que Robinson Crusoe es tremendamente atractiva.... buenos recuerdos me trae.
ResponderEliminarUn grandioso y extenso reportaje que a mi personalmente me agrada y me atrapa.
Un abrazo y cuidate.
Muchas gracias, Bird Joss, me alegra que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por toda la información estimado. Siempre me ha interesado conocer el archiiélago Juan Fernández, sobre todo la isla Alejandro Selkirk. Sobre lo de Moby Dick no tenía idea, ahora tengo otra gran historia por conocer.
ResponderEliminarGracias Rodrigo, me alegra que te haya gustado. Es increíble las historias que han llegado a inspirar esas pequeñas islas chilenas...
EliminarEstuve a punto de viajar a Isla Mocha ya que, viviendo en la Patagonia Argentina esta relativamente cerca. Aún así, asocié el drama de Mocha Dick con el drama del albinismo sobre todo africano. Como siempre, estoy asombrado de la calidad narrativa. El texto esta tan bien redactado y con sobre abundancias de detalles, que me ha obligado a regresar dos veces a su lectura. Excelente. Saludos desde la costa atlántica de Río Negro, donde dicen algunos, estuvieron los templarios...
ResponderEliminarMuchísimas gracias Marc, es un verdadero honor tener lectores tan atentos. Así dan ganas de seguir adelante, gracias por los ánimos.
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