El mar que circunda el archipiélago se convirtió, por
nada menos que siete veces, en muros de colonias penales, a lo largo de
diferentes períodos históricos entre los siglos XVIII y XX. Reos coloniales
condenados a trabajos forzados, patriotas desterrados después del
desastre de Rancagua, presidio de rebeldes carrerinos… todos ellos y más,
condenados al peor de los presidios: el aislamiento de todo, y de todos. Más a
Tierra y Más Afuera (como se denominaban las islas de Robinson Crusoe y
Alejandro Selkirk respectivamente, hasta 1966) poseen una larga historia como brutales
cárceles. Robinson Crusoe reúne unos 630 habitantes,
concentrados en su mayoría en el poblado de San Juan Bautista (Bahía
Cumberland), que viven mayormente de la pesca de la langosta y tiene una
superficie de 96 km2.
Más a Tierra (Robinson Crusoe). Jacques Nicolas Bellin 1703-1772 "Carte particuliere de l'Isle de Juan Fernandés" (París 1753) |
Más a
Tierra, siglos XVIII-XIX (1749-1814).
Los reos coloniales
El virrey del Perú Manso
de Velasco, decidió recluir hacia mediados del siglo XVIII, en Más a Tierra, a
los criminales más peligrosos, condenados por las Reales Audiencias de Quito y
de Santiago, con la esperanza de que su aislamiento produjera el milagro de su
readaptación. Con la fundación del caserío de San Juan Bautista, en 1749,
empezó la trayectoria de miseria, instintos desencadenados, crímenes, pasiones
y fugas novelescas, que caracterizaron la historia de Juan Fernández por más de
un siglo.
Junto con fortificar y poblar, los gobernantes virreinales enviaron a
las islas a diversos delincuentes, que llegaban con sólo una camisa, un pantalón
y un jergón para dormir, con lo que se les soltaba en la playa como fieras
bravías. La categoría de los presos variaba, desde simples blasfemos hasta
peligrosos homicidas, e incluso algunos inocentes, y los había de varias
procedencias (peruanos ecuatorianos, chilenos). Los progresos que se realizaron
en la isla fueron mínimos, ya que éstos dependían del trabajo forzado de la
población penal, y los miembros de la junta de Gobierno de 1810, miraron con
horror el desorden y la vida de este lugar, por lo que un año después de la
declaración de la Independencia de Chile, se reconoció la importancia de Juan
Fernández enviando a Manuel Santa María y Escobedo, del nuevo gobierno
constituido por los criollos. Se pretendía destruir aquel presidio, pero ocupados
con los problemas internos ocurridos en Chile continental, las autoridades
olvidaron las confinadas tierras de Juan Fernández. Fue entonces cuando el
presidio al no recibir abastecimiento desde el continente, se vistió con el
manto fantasmal del hambre durante 1811 y 1812, hasta que a mediados de 1814,
se desmontó por fin el primer presidio.
Interior Cueva de los Patriotas. Más a Tierra (Robinson Crusoe) |
Más a
Tierra, siglo XIX (1814-1817).
Los
patriotas de Rancagua
Después de la derrota de
Rancagua en 1814, los españoles entraron en la capital del continente (Santiago)
tomando calles y cuarteles. Un mes más tarde, en la noche del 9 de noviembre,
se echaron los Talaveras de Maroto y de San Bruno sobre los incautos patricios
que, confiados en promesas de Osorio, habían vuelto a sus hogares desde sus
chacras y estancias.
Cincuenta de ellos, la mayoría ancianos, fueron arrancados
de sus lechos y arrastrados a la cárcel, para emprender una cabalgata de dos
días hacia Valparaíso. En el puerto se formó la caravana del destierro a la
isla de Más a Tierra que duró 27 meses de soledad, hambre y miseria. Entre los
patricios aprehendidos figuraban ilustres criollos, miembros de la Junta que
gobernó el país de 1810 a 1814. Los 300 desterrados fueron embarcados en la
corbeta "Sebastiana",
y amontonados en su bodega. A los pocos meses se agregó una segunda partida de
patriotas de La Serena, y más tarde otra de peruanos que se pudrían en las
casamatas del Callao. Los sufrimientos que sobrellevaron en sus celdas de
berras fueron trazadas por Juan Egaña en su poema "La Fernandina". El peor enemigo que debieron enfrentar
fue la plaga permanente de roedores tan audaces, que mataban a gatos y a
perros. El tormento del viento y el frío, y el incendio de sus chozas, llevó a
algunos a suicidarse para acabar con la pesadilla. Luego fueron conducidos a
unas cuevas hechas durante el período colonial en las rocas que rodean bahía
Cumberland, donde hoy pueden verse las huellas de las largas varas que
sostenían sus literas en las húmedas paredes, y que actualmente en honor a
ellos son denominadas "Cuevas de
los patriotas". Entre las escenas vividas, destaca las disputas por
las pocas mujeres que formaban la población civil, entre confinadas y
pobladoras, por parte del personal de tropa y prisioneros comunes. En 1817 llegó
un coronel a parlamentar sobre la libertad de los presos con el último
gobernador español, quien aceptó ante el
barco que apuntaba sus cañones sobre la fortaleza hispana. Ese mismo año
llegaron los desterrados a Valparaíso.
Exterior Cueva de los Patriotas Más a Tierra (Robinson Crusoe) |
Más a Tierra, siglo XIX (1821). Los rebeldes carrerinos
En 1821 una corbeta
llevaba nuevamente presos a Juan Fernández. Se trataba esta vez de partidarios
de los hermanos Carrera, acusados de provocar una sublevación en contra del
gobierno. Los más leales partidarios fueron desterrados a Más a Tierra.
Las
haciendas y propiedades de la familia Carrera fueron confiscadas, y su anciano
padre desterrado a la isla desierta, aunque se le permitió regresar, llegando a
tiempo para morir en su hogar. El alcalde de la isla ejerció un implacable
control durante meses, pero un motín organizado por los gendarmes, los reos
políticos, los presos comunes y las mujeres, lo despojaron del poder para
entregar el mando a uno de los reclusos. Inspirados en el deseo de llegar al
continente hicieron varias tentativas de apoderarse de algún barco, y algunos
pagaron con su vidas querer vencer el Pacifico en una chalupa, hasta que ocho
meses después se puso fin al confinamiento de los reclusos.
Presidio de Juan Fernández en poblado de Juan Bautista Grabado de Claudio Gray. 1854 |
Más a Tierra, siglo XIX (1834).
El presidio Bulnes
Las batallas de
Loncomilla y de La Serena, reabrieron las puertas del presidio de Juan
Fernández y allí se volvieron a congregar los odios políticos, los ideales
tronchados y las esperanzas convertidas en despecho.
El presidente Manuel
Bulnes estableció una cárcel para sus opositores.
Juan Antonio Soto, el
subdelegado civil, pasó a ser alcalde de Juan Fernández. Mal se avenía con su
bonachona disposición el duro papel de carcelero de sus propios compatriotas,
por lo que trató de hacer lo más llevadera posible la vida de estos hombres
que, por exigir más libertad, la habían perdido completamente.
Organizaba
partidas de caza, que derivaban en comilonas de cabro asado y en alegres
fiestas campesinas. Evitó por todos los medios que los reclusos sufrieran
hambre y se preocupó en forma constante de su bienestar.
Sin embargo, en cuanto
pudieron, los reclusos asaltaron un buque, obligándolo a hacer rumbo hacia el
continente, donde quedaron Soto y los demás rehenes. Posteriormente, dos
goletas llegaron a Más a Tierra, y los presos asaltaron ambas (mejores
embarcaciones que aquella de la que disponían) a mano armada y obligaron a sus
capitanes a transportarlos al continente, con éxito. Quedó en la isla sólo un
reducido número de presos políticos, cuyo destino histórico era servir de nexo,
entre los relegados de Bulnes y los reos comunes recluidos por el
presidente.
Otros cien presos llegaron a la isla, que pronto empezaron a fraguar
la captura de sus guardianes, para darse a la fuga; pero estos reos no estaban
unidos por el lazo espiritual de una idea y de una esperanza, como los reclusos
políticos y dos de sus propios compañeros hicieron fracasar el movimiento,
delatando a los cabecillas.
Gradualmente empezó a desmantelarse el presidio,
que fue el último de la isla Más a Tierra, hasta desaparecer completamente por
el año 1834.
Alejandro Selkirk tiene unos 48 km2 y sus 57 habitantes viven (en unas 26 viviendas) de la pesca de la langosta durante 7 meses al año que dura la temporada, para luego volver a Robinson Crusoe. Como ésta, Alejandro Selkirk también tiene su historia como presidio.
Alejandro Selkirk tiene unos 48 km2 y sus 57 habitantes viven (en unas 26 viviendas) de la pesca de la langosta durante 7 meses al año que dura la temporada, para luego volver a Robinson Crusoe. Como ésta, Alejandro Selkirk también tiene su historia como presidio.
Más Afuera (Alejandro Selkirk). 1918 |
Más Afuera, siglo XX (1909-1913).
El presidio agrícola
Bajo la presidencia de
Pedro Montt, fue creado el primer presidio agrícola en Isla Más Afuera, por
decreto del Ministerio de Justicia N.º 2961 del 23 de Noviembre de 1908, y se
estableció el 29 de Abril de 1909, con la llegada de 60 reos comunes,
alcanzando una población de 190 reos comunes en total.
Se contaba con una
goleta llamada "Alejandro
Selkirk" para realizar los traslados de reos y mercaderías, desde
el continente a la isla. Lamentablemente esta naufragó, y debido a lo estéril
de la isla en materia de cultivos, la pérdida de la goleta y los desórdenes en
el penal, provocaron que el presidio fuera disuelto en 1913. A muchos presos se
les indultó y a otros se les rebajó la pena.
Más Afuera, siglo XX (1927-1930). La prisión Carlos
Ibáñez
Nuevamente en 1927,
algunos reos comunes de las cárceles del continente, llegaron a Más Afuera a
desperezar sus músculos cohibidos por la inactividad que penosamente debieron
soportar en las celdas carcelarias. Nuevamente se trató de cambiar sus rostros
bestializados por el delito, en risueñas caras tostadas de agricultores.
Esta
vez no llegaron solos, pues cien presos políticos llegaron con ellos. Los
arados volvieron a dar vuelta la tierra negra, y de nuevo se entregaron las
simientes a su regazo mezquino.
Los reos políticos, de agricultores, hubieron
de convertirse en leñadores y en pintores de brocha gorda, construyendo
barracones, un sistema de alcantarillado y una cancha de fútbol. La lluvia
eternizaba su labor de arreglar los toscos
exteriores de las casas de la colonia.
Los reos comunes, transportaban piedras
de un punto a otro de la isla y cazaban subsidiariamente cabras salvajes.
Cansado
de esta vida monótona, un recio líder sindical, con seis compañeros de destierro,
tripuló hacia la muerte el único bote que había escapado a un naufragio. Poco a
poco los presos políticos fueron substituidos por presos comunes. En 1929, sólo
16 reos políticos acompañaban a los 164 penados, y el penal fue definitivamente
desmontado en 1930. El poeta y periodista Roberto Meza Fuentes, preso en la
isla, escribió un relato sobre su
experiencia publicado en 1931 en el
diario y recientemente publicado como libro (“Los trágicos días de Más
Afuera”, 2006).
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Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk, Grande de Chiloé, Mocha
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Recuerdo haber visto un documental sobre la isla de Selkirk, pero sin profundizar en su historia. Gracias por tu aportación. Bss
ResponderEliminarMe alegra saber que te ha gustado, Tipanie :)
Eliminaraunque he leido documentos siempre es interesante leer nuevamente porque siempre hay cosas que se olvidad, refresca la memoria, en todo caso gracias amiga por compartir
ResponderEliminarDe nada, gracias siempre a vosotros por el interés.
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