6 de mayo de 2012

Las estructuras domésticas de Rapa Nui II

LAS ESTRUCTURAS DOMÉSTICAS DE RAPA NUI (II): LEVANTAMIENTO, REGISTRO Y MANUTENCIÓN

A pesar de que el acuerdo general entre los especialistas en arqueología de la isla es privilegiar la conservación por sobre la restauración, un grupo de personas de origen rapanui ha venido desarrollando actividades de levantamiento de un conjunto de estructuras arqueológicas como manavai (estructuras para cultivos), hare moa (gallineros), y pipi horeko (hitos demarcatorios), derruidos principalmente producto de la actividad ganadera en épocas históricas, y en muchos casos altamente intervenidos debido a la utilización de sus rocas en la construcción de pircas y otras obras, o destruidos por la acción de rascado de ganado caballar.

Texto y fotos: Alejandra Guerra Terra

Extracción de malezas del interior de un manavai
durante el registro en el  sector de Te Ava de Anakena
Levantamiento de estructuras por la comunidad rapanui
A pesar de la importancia internacional del patrimonio arqueológico de Rapa Nui, éste ha recibido muy poca inversión para su restauración y conservación, constatándose un acelerado proceso de deterioro producto de causas naturales y antrópicas. Las acciones que se han desarrollado, se han concentrado en los sitios de mayor importancia desde el punto de vista de su espectacularidad megalítica y potencialidad turística, no contemplándose para la mayor parte del patrimonio arqueológico medidas concretas y efectivas de conservación, restauración y puesta en valor. Así, este patrimonio, formado sobre todo por diversas estructuras domésticas, ha sido víctima de distintas formas de erosión y vandalismo.

Extracción de malezas del interior de un manavai 
durante el registro en el sector de Pua Pau
Desde  el año 2000, cerca de 150 de estas estructuras domésticas han sido levantadas en diversos sectores de la isla (Maunga O-Pipi, Peka Peka, Pua Pau, Te Ava de Anakena, Anakena, Ovahe, Te Pito Kura, Te Peu, La Pérousse, Rano Raraku, Ohiro, Papa Vaka y Tahai) por la Asociación Indígena E Toru Hanua Nua Mea, formada por 25 miembros rapanui. Sin embargo la falta de financiamiento ha obstaculizado la existencia de asesoría técnica necesaria para un adecuado registro de estas evidencias arqueológicas, para futuras investigaciones.

En los trabajos que realiza dicha Asociación se dan circunstancias que suponen aportes positivos y negativos al tema de la gestión del patrimonio, y provocan opiniones encontradas en los ámbitos científicos e institucionales de la isla.


Gestión del patrimonio por la comunidad

En los últimos años, la relación entre la arqueología y la gestión plantea el desafío de articular la investigación científica, para alcanzar una profunda reflexión acerca de los procesos y dinámicas sociales.

Teniendo en cuenta que  la conservación de recursos culturales en Rapa Nui apunta a un manejo integrado del patrimonio natural y cultural y que estos recursos culturales deben considerarse en su totalidad con sus partes constitutivas, naturales y culturales y que en su evaluación se estimará también el entorno natural del emplazamiento, el cual es soporte de la concepción, creación  y significado del recurso cultural,  podemos conceptuar a la isla como un claro ejemplo de indisociabilidad de valores naturales y culturales a preservar.

Si fragmentamos o dividimos este todo compuesto por lo cultural y lo natural, imaginándolos separados de sus relaciones, como algo que es y funciona de forma independiente, lo estamos reduciendo de su verdadero significado y resulta lógico pensar que podemos poseerlo, y esta desvinculación tendrá sus consecuencias directas cuando lo manejemos, al no medir los efectos que tendrá sobre las otras partes del todo. Somos partícipes, y no poseedores, somos parte y no dueños del patrimonio, y para un manejo eficaz debemos tener en cuenta el  conjunto de valores que el bien representa para todas las partes involucradas.

Desmalezamiento alrededor de una 
hare moa en el sector de Anakena
Creemos por lo tanto que el proceso de gestión, debe ser llevado a cabo en conjunto con las comunidades, como forma de tomar conciencia de los fenómenos sociales que las afectan y permitiendo que los investigadores realicen un aporte concreto y centrado no sólo en la teoría, sino desde la misma práctica y ello debe ser acompañado por el reconocimiento del papel que la cultura cumple en tal proceso no sólo de investigación sino de transferencia a los sujetos protagonistas, lo que conduce a un replanteamiento del papel social de los investigadores en el actual contexto crítico chileno.
Fundamentamos la importancia de la participación de la comunidad rapanui en la gestión de su patrimonio en estos conceptos. Sin embargo, en los trabajos que realiza la Asociación E Toru Hanua Nua Mea se dan, como dijimos, circunstancias que suponen aportes positivos y negativos al tema de la gestión, y provocan opiniones encontradas, que analizaremos.

Fundamentos prácticos
Existen estructuras que han resistido en el tiempo hasta que el ganado, que pasta libremente alrededor y sobre las mismas, comenzó a derrumbarlas por la acción de rascado, sin que se haya tomado ningún tipo de medida.
La quema no controlada de terrenos, provoca la quebradura de paengas, poros y piedras no trabajadas pero pertenecientes a estructuras arqueológicas, sin que tampoco se hayan tomado medidas al respecto.
El hecho de que una estructura se encuentre restaurada (o en otros casos, interpretada, y debidamente señalizada), la protege de acciones vandálicas actuando como barrera psicológica, ya que resulta mucho más difícil, por ejemplo, extraer una roca u otro material arqueológico de “algo” que parece ser valorado y cuidado, que de una acumulación de rocas que parece ser una estructura, pero que nadie se ha tomado la molestia de proteger.
Finalmente, las estructuras levantadas por la Asociación son desmalezadas y mantenidas periódicamente, evitando con ello que se sigan quebrando por la acción de raíces de árboles y arbustos como el miro tahiti, el guayabo o el palto,  y disminuyendo el negativo impacto visual que provocan pastos como el toroko, el mauku piro, el chocho o el cardo.

Maleza acumulada dentro de manavai
en el área de Anakena
El argumento del impacto negativo del levatamiento debido a la pérdida de información histórica sobre la estructura o el sitio, es relativo, ya que consideramos que los depósitos arqueológicos  no se ven mayormente dañados o contaminados pues el levantamiento implica solamente el movimiento de rocas que se hallan en superficie, sin involucrar remoción del suelo o el subsuelo, según observaciones realizadas durante el presente proyecto, del levantamiento de un hare moa en Anakena, y comunicaciones personales de miembros de la Asociación, que explican el proceso de reconstrucción teniendo en cuenta la forma original de cada estructura siguiendo el perímetro marcado por los cimientos.
Ahora bien, desde la arqueología, y para que estos trabajos pudieran ser valorados desde todo punto de vista, habría que complementar el trabajo de los miembros de la comunidad, con un trabajo técnico previo y posterior, necesario para una adecuada presentación de los fundamentos y un adecuado registro de estas evidencias arqueológicas, para futuras interpretaciones.

Registro de estructuras domésticas levantadas
Conscientes del papel que a la propia etnia corresponde en la gestión de su patrimonio cultural, y sabiendo que sus acciones, a pesar de haber estado realizadas sin asesoría y al margen por lo tanto de la legalidad, se deben a un interés por revivir la cultura de sus ancestros, así como por participar en la gestión y administración de la misma, creemos que se hacía necesario el registro y documentación de los trabajos desarrollados.

Reposición por parte de dos miembros de la Asociación 
E Toru Hanua Nua Mea de algunas rocas en un hare moa 
del sector de Maunga O-Pipi, durante el registro
Nos referimos a las estructuras modificadas por la Asociación E Toru Hanua Nua Mea, como estructuras levantadas, considerando que la restauración debe incluir la participación de especialistas en arqueología, restauración y conservación, lo cual permitiría un correcto registro de los trabajos, incluyendo la toma de muestras para análisis arqueológicos e históricos, condición indispensable para la restauración de cualquier estructura patrimonial (que deberá diferenciarse de la reconstrucción, en la que no se tiene en cuenta la anastilosis ni elementos reconocibles que indiquen la integración posterior a la estructura).
En la campaña junio-agosto 2005, se realizó un registro de 377 estructuras arqueológicas, 124 de éstas levantadas por la Asociación Indígena E Toru Hanua Nua Mea, y otras 253 no levantadas, que consistió en el registro de la posición geográfica de cada estructura (a través de GPS), la fotografía digital, la toma de medidas, el dibujo a escala (sistemas CAD), y siempre que fue posible, fecha de restauración en el caso de las estructuras intervenidas. Con estos datos se elaboró un Inventario y un Informe técnico,  analítico y crítico detallando algunas actividades realizadas por la Asociación desde el año 2000 hasta el 2005, y todas las actividades dentro del presente proyecto, con el objetivo no sólo de presentar los resultados del catastro, sino también, y principalmente, de exponer un análisis sobre la situación de los trabajos realizados y su implicancia.
Además, como actividad complementaria, se incorporó al proyecto un programa de capacitación a los miembros de la Asociación y a sus familiares que participan de los trabajos (principalmente niños y jóvenes), en aspectos técnicos sobre arqueología, restauración y conservación de patrimonio, con el fin de que obtengan conocimientos básicos sobre el tema, y sobre todo de crear una instancia de comunicación y entendimiento, necesarios para superar el conflicto entre la visión de la comunidad científica y la de la comunidad rapanui. En estas reuniones se explicó el proyecto, y se espera que sirvan también para el fortalecimiento de la Asociación como grupo.
La prospección arqueológica de estos sectores resultó en la documentación de 377 estructuras prehistóricas de piedra en superficie, 124 de ellas restauradas y 253 no restauradas. El sector de Peka Peka ha resultado el de mayor densidad (84 estructuras registradas), seguido de Te Pito Kura (49), Te Peu (38), Te Ava de Anakena (36), La Pérousse (31), Papa Vaka (29), Pua Pau (27), Anakena (20), Rano Raraku (16), Ovahe (15), Maunga O-Pipi (15), Ohiro (10) y Tahai (5). Se refleja de lo anterior una densidad muy alta de estructuras en sectores como Peka Peka y Te Pito Kura,, y muy baja en otros como Ohiro y Tahai, aunque ello puede verse afectado por el hecho de que la prospección se realizó únicamente en las inmediaciones de las áreas intervenidas por la Asociación. En Peka Peka hay ciertamente un alto número de estructuras levantadas (18), mientras que en sectores como Rano Raraku, rico en vestigios arqueológicos, sólo 6 estructuras fueron levantadas. Las estructuras han sido clasificadas en 16 tipos diferentes basados en su forma y metodología de construcción. Las categorías más frecuentes de piedras modificadas por el hombre en el área prospectada resultaron los manavai (96), los umu pae (70) y los hare moa (65), siguiendo en mucho menos cantidad los hare vaka (27), pavimentos (24) y pipi horeko (25). Estructuras de piedras menos frecuentes incluyen ana kionga (18), alineamientos de paengas (11), petroglifos (11), cuencos de moler (8), paengas sueltas (7), pu’u (5), hare kionga (5), tupa (2), hare oka (1) y crematorios (1).
Individualmente estas estructuras de piedra de superficie nos hablan poco sobre la organización de la producción y el uso del paisaje en Rapa Nui. Sin embargo, encontrados en contexto, las asociaciones de las estructuras y su localización en relación con cada uno de los otros y las estructuras naturales del terreno, revelarían mucho sobre el pasado económico y el comportamiento organizacional.

Corte del césped durante el registro alrededor 
de un umu pae en el sector de La Pérousse
La distribución de las estructuras arqueológicas en el área refleja un patrón de asentamiento disperso que consiste en unidades simples y nódulos de estructuras espacialmente asociadas. Entre estas asociaciones no hay co-asociaciones obvias y repetitivas de tipos específicos de estructuras, aunque frecuentemente manavai, hare moa y umu pae son encontrados juntos, así como hare vaka y jardines domésticos, y petroglifos y cuencos de moler o paneles con cuencos o taheta. La carencia de un patrón puede verse influido por la fragilidad del registro arqueológico y la habilidad para interpretar la función de los alineamientos, piedras simples y pavimentos. De todos modos, en los diferentes sectores catastrados, se pueden observar algunas asociaciones y densidades de estructuras tentativas. Así, en Maunga O-Pipi se observa una gran densidad de pipi horeko, en comparación con el resto de estructuras, en Peka Peka una gran densidad de ana kionga y hare kionga, y sobre todo de manavai, así como asociaciones de estos últimos y umu pae, y de petroglifos con paneles de cuencos y taheta. En Pua Pau los manavai, hare moa y umu pae aparecen asociados, al igual que en Aba de Anakena, donde los petroglifos y los cuencos de moler son también frecuentes y cercanos. En Ovahe es notoria la altísima densidad de umu pae.
Idealmente, estas actividades deberían desembocar en un cambio en la continuidad de los trabajos por parte de la Asociación, que deberán en el futuro realizarse en conjunto con especialistas en arqueología, restauración y conservación, lo cual permitiría un correcto registro de los trabajos, incluyendo la toma de muestras para análisis arqueológicos e históricos, condición indispensable para la restauración de cualquier estructura patrimonial (que deberá diferenciarse de la reconstrucción, en la que no se tiene en cuenta la anastilosis ni elementos reconocibles que indiquen la integración posterior a la estructura). Asimismo, dicho cambio debería servir para validar las actividades de la Asociación, que como grupo descendiente de los productores de las estructuras con las que trabajan, debe participar en la gestión y administración de las mismas.

Los más frágiles
Petroglifos y piedras de moler a ras de suelo.

Miembro de la Asociación E Toru Hanua Nua Mea 
protegiendo un petroglifo con un círculo de piedras


Petroglifo sector Ava Anakena

Petroglifo sector Ava Anakena
Conclusiones
Reconocer la deuda histórica de la arqueología en la gestión cultural rapanui, es nuestro deber, y socializar la información de esta gestión, nuestra responsabilidad. Sin embargo, es necesario un consenso, para intentar superar el conflicto entre la visión de la comunidad científica y la de la comunidad rapanui.
Como dijimos, las labores de levantamiento realizadas por la Asociación E Toru Hanua Nua Mea suponen un impacto más positivo que negativo, tanto para la isla, como para el propio patrimonio, ya que el levantamiento de estas estructuras domésticas evitan una serie de acciones destructivas (vandalismo, extracción de piedras para pesca o construcción, derrumbamiento por rascado del ganado, quema de piedras arqueológicas por fuegos no controlados, rotura de estructuras por raíces de flora intrusiva). El impacto negativo sobre las estructuras en cuanto a la pérdida de información para futuras excavaciones, también se considera relativo, ya que en estos trabajos los depósitos arqueológicos no se ven mayormente dañados o contaminados (el levantamiento implica solamente el movimiento de rocas de superficie, sin involucrar remoción de suelo).
Por otra parte, se ha de considerar al patrimonio como algo activo y dinámico, que cambia con el tiempo, inevitablemente, por acciones de diferentes entes, tanto naturales como antrópicos, y que pertenece, o más bien es parte, de la comunidad que habita donde éste se localiza, sobre todo en una comunidad como la rapanui, que es portadora de la cultura y las tradiciones que se hallan implícitas en el valor del patrimonio, y que vive en un paisaje cultural donde lo natural y lo cultural son indisociables.
Ahora bien, desde la arqueología, y para que estos trabajos pudieran ser valorados desde todo punto de vista, habría que complementar las tareas de los miembros de la comunidad, con un trabajo técnico previo y posterior, necesario para una adecuada presentación de los fundamentos, consecución de los permisos y un adecuado registro de estas evidencias arqueológicas, para futuras interpretaciones.
A nuestro parecer, una mejor gestión por parte de la propia Asociación, para conseguir permisos, financiamiento y asesoría técnica, conseguiría un total acuerdo sobre la conveniencia de que los trabajos de levantamiento, que en adelante serían de restauración, y se encuadrarían dentro de un proyecto que tendría en cuenta diversos fundamentos, se siguieran realizando, así como otros trabajos relacionados con el patrimonio.

Piedras de moler en sector Ava Anakena
Bibliografía

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