A pesar de que el acuerdo general entre los especialistas
en arqueología de la isla es privilegiar la conservación por sobre la
restauración, un grupo de personas de origen rapanui ha venido desarrollando
actividades de levantamiento de un conjunto de estructuras arqueológicas como manavai (estructuras para cultivos), hare moa (gallineros), y pipi horeko (hitos demarcatorios),
derruidos principalmente producto de la actividad ganadera en épocas
históricas, y en muchos casos altamente intervenidos debido a la utilización de
sus rocas en la construcción de pircas y otras obras, o destruidos por la
acción de rascado de ganado caballar.
Texto y fotos:
Alejandra Guerra Terra
Extracción de malezas del interior de un manavai,
durante el
registro en el sector de Te Ava de
Anakena
|
Levantamiento de estructuras por la comunidad rapanui
A pesar de la importancia internacional del
patrimonio arqueológico de Rapa Nui, éste ha recibido muy poca inversión para
su restauración y conservación, constatándose un acelerado proceso de deterioro
producto de causas naturales y antrópicas. Las acciones que se han
desarrollado, se han concentrado en los sitios de mayor importancia desde el
punto de vista de su espectacularidad megalítica y potencialidad turística, no
contemplándose para la mayor parte del patrimonio arqueológico medidas
concretas y efectivas de conservación, restauración y puesta en valor. Así,
este patrimonio, formado sobre todo por diversas estructuras domésticas, ha
sido víctima de distintas formas de erosión y vandalismo.
Extracción de malezas del interior de un manavai
durante el registro en el sector de Pua Pau
|
Desde el año 2000, cerca de 150 de estas estructuras
domésticas han sido levantadas en diversos sectores de la isla (Maunga O-Pipi, Peka
Peka, Pua Pau, Te Ava de Anakena, Anakena, Ovahe, Te Pito Kura, Te Peu, La Pérousse,
Rano Raraku, Ohiro, Papa Vaka y Tahai) por la Asociación Indígena E Toru Hanua
Nua Mea, formada por 25 miembros rapanui. Sin embargo la falta de
financiamiento ha obstaculizado la existencia de asesoría técnica necesaria
para un adecuado registro de estas evidencias arqueológicas, para futuras
investigaciones.
En los trabajos que
realiza dicha Asociación se dan circunstancias que suponen aportes positivos y
negativos al tema de la gestión del patrimonio, y provocan opiniones
encontradas en los ámbitos científicos e institucionales de la isla.
Gestión del patrimonio por la comunidad
En los últimos
años, la relación entre la arqueología y la gestión plantea el desafío de
articular la investigación científica, para alcanzar una profunda reflexión
acerca de los procesos y dinámicas sociales.
Teniendo en cuenta
que la conservación de recursos
culturales en Rapa Nui apunta a un manejo integrado del patrimonio natural y
cultural y que estos recursos culturales deben considerarse en su totalidad con
sus partes constitutivas, naturales y culturales y que en su evaluación se
estimará también el entorno natural del emplazamiento, el cual es soporte de la
concepción, creación y significado del
recurso cultural, podemos conceptuar a
la isla como un claro ejemplo de indisociabilidad de valores naturales y
culturales a preservar.
Si fragmentamos o
dividimos este todo compuesto por lo cultural y lo natural, imaginándolos
separados de sus relaciones, como algo que es y funciona de forma
independiente, lo estamos reduciendo de su verdadero significado y resulta
lógico pensar que podemos poseerlo, y esta desvinculación tendrá sus
consecuencias directas cuando lo manejemos, al no medir los efectos que tendrá
sobre las otras partes del todo. Somos partícipes, y no poseedores, somos parte
y no dueños del patrimonio, y para un manejo eficaz debemos tener en cuenta
el conjunto de valores que el bien
representa para todas las partes involucradas.
Desmalezamiento alrededor de una
hare moa en el sector de Anakena
|
Creemos por lo
tanto que el proceso de gestión, debe ser llevado a cabo en conjunto con las
comunidades, como forma de tomar conciencia de los fenómenos sociales que las
afectan y permitiendo que los investigadores realicen un aporte concreto y
centrado no sólo en la teoría, sino desde la misma práctica y ello debe ser
acompañado por el reconocimiento del papel que la cultura cumple en tal proceso
no sólo de investigación sino de transferencia a los sujetos protagonistas, lo
que conduce a un replanteamiento del papel social de los investigadores en el
actual contexto crítico chileno.
Fundamentamos la
importancia de la participación de la comunidad rapanui en la gestión de su
patrimonio en estos conceptos. Sin embargo, en los trabajos que realiza la
Asociación E Toru Hanua Nua Mea se dan, como dijimos, circunstancias que
suponen aportes positivos y negativos al tema de la gestión, y provocan
opiniones encontradas, que analizaremos.
Fundamentos prácticos
Existen estructuras
que han resistido en el tiempo hasta que el ganado, que pasta libremente
alrededor y sobre las mismas, comenzó a derrumbarlas por la acción de rascado,
sin que se haya tomado ningún tipo de medida.
La quema no
controlada de terrenos, provoca la quebradura de paengas, poros y piedras
no trabajadas pero pertenecientes a estructuras arqueológicas, sin que tampoco
se hayan tomado medidas al respecto.
El hecho de que una
estructura se encuentre restaurada (o en otros casos, interpretada, y
debidamente señalizada), la protege de acciones vandálicas actuando como
barrera psicológica, ya que resulta mucho más difícil, por ejemplo, extraer una
roca u otro material arqueológico de “algo” que parece ser valorado y cuidado,
que de una acumulación de rocas que parece ser una estructura, pero que nadie
se ha tomado la molestia de proteger.
Finalmente, las
estructuras levantadas por la Asociación son desmalezadas y mantenidas
periódicamente, evitando con ello que se sigan quebrando por la acción de
raíces de árboles y arbustos como el miro
tahiti, el guayabo o el palto, y
disminuyendo el negativo impacto visual que provocan pastos como el toroko, el mauku piro, el chocho o el cardo.
Maleza
acumulada dentro de manavai,
en el
área de Anakena
|
El argumento del
impacto negativo del levatamiento debido a la pérdida de información histórica
sobre la estructura o el sitio, es relativo, ya que consideramos que los
depósitos arqueológicos no se ven
mayormente dañados o contaminados pues el levantamiento implica solamente el
movimiento de rocas que se hallan en superficie, sin involucrar remoción del
suelo o el subsuelo, según observaciones realizadas durante el presente
proyecto, del levantamiento de un hare
moa en Anakena, y comunicaciones personales de miembros de la Asociación,
que explican el proceso de reconstrucción teniendo en cuenta la forma original
de cada estructura siguiendo el perímetro marcado por los cimientos.
Ahora bien, desde
la arqueología, y para que estos trabajos pudieran ser valorados desde todo
punto de vista, habría que complementar el trabajo de los miembros de la
comunidad, con un trabajo técnico previo y posterior, necesario para una
adecuada presentación de los fundamentos y un adecuado registro de estas
evidencias arqueológicas, para futuras interpretaciones.
Registro de estructuras domésticas levantadas
Conscientes del
papel que a la propia etnia corresponde en la gestión de su patrimonio cultural,
y sabiendo que sus acciones, a pesar de haber estado realizadas sin asesoría y
al margen por lo tanto de la legalidad, se deben a un interés por revivir la
cultura de sus ancestros, así como por participar en la gestión y
administración de la misma, creemos que se hacía necesario el registro y
documentación de los trabajos desarrollados.
Reposición por parte de dos miembros de la Asociación
E Toru Hanua Nua
Mea de algunas rocas en un hare moa
del sector de Maunga O-Pipi, durante el registro
|
Nos referimos a las
estructuras modificadas por la Asociación E Toru Hanua Nua Mea, como
estructuras levantadas, considerando que la restauración debe incluir la
participación de especialistas
en arqueología, restauración y conservación, lo cual permitiría un correcto
registro de los trabajos, incluyendo la toma de muestras para análisis
arqueológicos e históricos, condición indispensable para la restauración de
cualquier estructura patrimonial (que deberá diferenciarse de la
reconstrucción, en la que no se tiene en cuenta la anastilosis ni elementos
reconocibles que indiquen la integración posterior a la estructura).
En la campaña
junio-agosto 2005, se realizó un
registro de 377 estructuras arqueológicas, 124 de éstas levantadas por la
Asociación Indígena E Toru Hanua Nua Mea, y otras 253 no levantadas, que
consistió en el registro de la posición geográfica de cada estructura (a través
de GPS), la fotografía digital, la toma de medidas, el dibujo a escala
(sistemas CAD), y siempre que fue posible, fecha de restauración en el caso de
las estructuras intervenidas. Con estos datos se elaboró un Inventario y un
Informe técnico, analítico y crítico
detallando algunas actividades realizadas por la Asociación desde el año 2000
hasta el 2005, y todas las actividades dentro del presente proyecto, con el
objetivo no sólo de presentar los resultados del catastro, sino también, y
principalmente, de exponer un análisis sobre la situación de los trabajos
realizados y su implicancia.
Además, como actividad complementaria, se incorporó al proyecto un
programa de capacitación a los miembros de la Asociación y a sus familiares que
participan de los trabajos (principalmente niños y jóvenes), en aspectos
técnicos sobre arqueología, restauración y conservación de patrimonio, con el
fin de que obtengan conocimientos básicos sobre el tema, y sobre todo de crear
una instancia de comunicación y entendimiento, necesarios para superar el
conflicto entre la visión de la comunidad científica y la de la comunidad
rapanui. En estas reuniones se explicó el proyecto, y se espera que sirvan
también para el fortalecimiento de la Asociación como grupo.
La prospección arqueológica de estos
sectores resultó en la documentación de 377 estructuras prehistóricas de piedra
en superficie, 124 de ellas restauradas y 253 no restauradas. El sector de Peka
Peka ha resultado el de mayor densidad (84 estructuras registradas), seguido de
Te Pito Kura (49), Te Peu (38), Te Ava de Anakena (36), La Pérousse (31), Papa
Vaka (29), Pua Pau (27), Anakena (20), Rano Raraku (16), Ovahe (15), Maunga
O-Pipi (15), Ohiro (10) y Tahai (5). Se refleja de lo anterior una densidad muy
alta de estructuras en sectores como Peka Peka y Te Pito Kura,, y muy baja en
otros como Ohiro y Tahai, aunque ello puede verse afectado por el hecho de que
la prospección se realizó únicamente en las inmediaciones de las áreas
intervenidas por la Asociación. En Peka Peka hay ciertamente un alto número de
estructuras levantadas (18), mientras que en sectores como Rano Raraku, rico en
vestigios arqueológicos, sólo 6 estructuras fueron levantadas. Las estructuras
han sido clasificadas en 16 tipos diferentes basados en su forma y metodología
de construcción. Las categorías más frecuentes de piedras modificadas por el
hombre en el área prospectada resultaron los manavai (96), los umu pae (70)
y los hare moa (65), siguiendo en
mucho menos cantidad los hare vaka
(27), pavimentos (24) y pipi horeko (25).
Estructuras de piedras menos frecuentes incluyen ana kionga (18), alineamientos de paengas (11), petroglifos (11), cuencos de moler (8), paengas sueltas (7), pu’u (5), hare kionga (5), tupa (2),
hare oka (1) y crematorios (1).
Individualmente
estas estructuras de piedra de superficie nos hablan poco sobre la organización
de la producción y el uso del paisaje en Rapa Nui. Sin embargo, encontrados en
contexto, las asociaciones de las estructuras y su localización en relación con
cada uno de los otros y las estructuras naturales del terreno, revelarían mucho
sobre el pasado económico y el comportamiento organizacional.
Corte del césped durante el registro alrededor
de un umu pae en el sector de La Pérousse
|
La distribución de
las estructuras arqueológicas en el área refleja un patrón de asentamiento
disperso que consiste en unidades simples y nódulos de estructuras
espacialmente asociadas. Entre estas asociaciones no hay co-asociaciones obvias
y repetitivas de tipos específicos de estructuras, aunque frecuentemente manavai, hare moa y umu pae son
encontrados juntos, así como hare vaka y
jardines domésticos, y petroglifos y cuencos de moler o paneles con cuencos o taheta. La carencia de un patrón puede
verse influido por la fragilidad del registro arqueológico y la habilidad para
interpretar la función de los alineamientos, piedras simples y pavimentos. De
todos modos, en los diferentes sectores catastrados, se pueden observar algunas
asociaciones y densidades de estructuras tentativas. Así, en Maunga O-Pipi se
observa una gran densidad de pipi horeko,
en comparación con el resto de estructuras, en Peka Peka una gran densidad
de ana kionga y hare kionga, y sobre todo de manavai,
así como asociaciones de estos últimos y umu pae, y de petroglifos con paneles de cuencos y taheta. En Pua Pau los manavai, hare moa y umu pae aparecen
asociados, al igual que en Aba de Anakena, donde los petroglifos y los cuencos
de moler son también frecuentes y cercanos. En Ovahe es notoria la altísima
densidad de umu pae.
Idealmente, estas actividades deberían desembocar en un cambio en la
continuidad de los trabajos por parte de la Asociación, que deberán en el
futuro realizarse en conjunto con especialistas en arqueología, restauración y
conservación, lo cual permitiría un correcto registro de los trabajos,
incluyendo la toma de muestras para análisis arqueológicos e históricos,
condición indispensable para la restauración de cualquier estructura
patrimonial (que deberá diferenciarse de la reconstrucción, en la que no se
tiene en cuenta la anastilosis ni elementos reconocibles que indiquen la integración
posterior a la estructura). Asimismo, dicho cambio debería servir para validar
las actividades de la Asociación, que como grupo descendiente de los
productores de las estructuras con las que trabajan, debe participar en la
gestión y administración de las mismas.
Los más frágiles
Petroglifos y piedras de moler a ras de suelo.
Miembro de la Asociación E Toru Hanua Nua Mea
protegiendo un petroglifo con un círculo de piedras
|
Petroglifo sector Ava Anakena
|
Petroglifo sector Ava Anakena
|
Conclusiones
Reconocer la deuda
histórica de la arqueología en la gestión cultural rapanui, es nuestro deber, y
socializar la información de esta gestión, nuestra responsabilidad. Sin
embargo, es necesario un consenso, para
intentar superar el conflicto entre la visión de la comunidad científica y la
de la comunidad rapanui.
Como dijimos, las
labores de levantamiento realizadas por la Asociación E Toru Hanua Nua Mea
suponen un impacto más positivo que negativo, tanto para la isla, como para el
propio patrimonio, ya que el levantamiento de estas estructuras domésticas
evitan una serie de acciones destructivas (vandalismo, extracción de piedras
para pesca o construcción, derrumbamiento por rascado del ganado, quema de
piedras arqueológicas por fuegos no controlados, rotura de estructuras por
raíces de flora intrusiva). El impacto negativo sobre las estructuras en cuanto
a la pérdida de información para futuras excavaciones, también se considera
relativo, ya que en estos trabajos los depósitos arqueológicos no se ven
mayormente dañados o contaminados (el levantamiento implica solamente el
movimiento de rocas de superficie, sin involucrar remoción de suelo).
Por otra parte, se
ha de considerar al patrimonio como algo activo y dinámico, que cambia con el
tiempo, inevitablemente, por acciones de diferentes entes, tanto naturales como
antrópicos, y que pertenece, o más bien es parte, de la comunidad que habita
donde éste se localiza, sobre todo en una comunidad como la rapanui, que es portadora
de la cultura y las tradiciones que se hallan implícitas en el valor del
patrimonio, y que vive en un paisaje cultural donde lo natural y lo cultural
son indisociables.
Ahora bien, desde
la arqueología, y para que estos trabajos pudieran ser valorados desde todo
punto de vista, habría que complementar las tareas de los miembros de la
comunidad, con un trabajo técnico previo y posterior, necesario para una
adecuada presentación de los fundamentos, consecución de los permisos y un adecuado
registro de estas evidencias arqueológicas, para futuras interpretaciones.
A nuestro parecer,
una mejor gestión por parte de la propia Asociación, para conseguir permisos,
financiamiento y asesoría técnica, conseguiría un total acuerdo sobre la
conveniencia de que los trabajos de levantamiento, que en adelante serían de
restauración, y se encuadrarían dentro de un proyecto que tendría en cuenta
diversos fundamentos, se siguieran realizando, así como otros trabajos
relacionados con el patrimonio.
Piedras de moler en sector Ava Anakena |
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