Una nueva novela gráfica, “La Isla de los Muertos: Dos versiones para una historia” (Rodolfo Aedo, Cristóbal Florín y Alejando
Sottolichio), basada en el cuento “Dos versiones para una historia” de Félix
Elías Pérez (Ocho libros 2013), rescató este año del olvido una trágica
historia ocurrida en 1906 entre los anegados terrenos de una aislada isla de
Aysén, Chile, donde los trabajadores ganaderos chilotes de la Compañía
Explotadora Baker fueron muriendo de forma enigmática y no aclarada hasta el
día de hoy, hasta alcanzar un número de ciento veinte hombres. De los hechos,
quedan apenas unas pocas crónicas históricas y treinta y tres sencillas cruces
de ciprés sin nombre, encontradas en 1950 en un tétrico cementerio improvisado
entre la vegetación selvática de uno de los rincones más solitarios e
inaccesibles de los laberínticos canales patagónicos chilenos, en la
desembocadura del río Baker: la Isla de los Muertos. La isla en sí tiene
una superficie de 39 hectáreas y el cementerio histórico alrededor de 248 m2 cercados
en los años 80 por la Ilustre Municipalidad de Tortel. Es posible que el
cementerio originalmente haya tenido un tamaño mayor hacia el norte, donde se
dice que el río se habría llevado algunas tumbas. De hecho el Baker se
encuentra a sólo 1,4 metros del cerco y a 10 centímetros bajo la superficie del
cementerio. No hay estatuas, ni panteones, ni tan siquiera nombres, tan solo
treinta y tres cruces de madera de ciprés indicando que bajo la tierra húmeda
descansan otras tantas personas anónimas. Tumbas solitarias en un lugar que
hasta hace poco tiempo fue también uno de los rincones más solitarios e
inaccesibles de Chile. La Isla de los Muertos
es una de las muchas islas fluviales formadas con el paso de los siglos
en el delta del río Baker, en plena selva fría y rodeada de cordilleras y
glaciares. A unos 3 kilómetros de la isla, navegando por el Baker, se encuentra
la Comuna Tortel, provincia de Capitán Prat, y es gracias a los pobladores de
esta comuna, que la isla y su pasado se dio a conocer hace unas décadas,
consiguiendo para el lugar el título de cementerio y lugar histórico. Pero, ¿quiénes fueron enterrados en este inhóspito
lugar hace más de un siglo y cuáles fueron las causas de su muerte? Estas
preguntas aún no tienen respuesta.
Historia de una tragedia. Se sabe que los obreros
realizaban un brutal trabajo físico, cortando árboles y picando senderos en la
piedra viva para ir abriendo camino y para alimentarse. Según se extrae de las
crónicas históricas del lugar, en septiembre de 1905 embarcaban en las bodegas
de un vapor en Dalcahue unos 200 obreros chilotes contratados por la
Compañía Explotadora del Baker. El vapor se internó por los laberínticos
canales patagónicos, entre islas despobladas y fiordos traicioneros, hasta
llegar a su destino, en una orilla del Baker cerca de Bajo Pisagua. Allí se
descargaron las provisiones y herramientas y comenzó la ardua tarea por la que
había sido llevados hasta el lugar que no era otra que la de abrir a través de
selva, cerros y humedales, una vía que llegara desde el Pacífico hasta
prácticamente la frontera con Argentina, para facilitar el transporte y
exportación de lana y carne desde las regiones más altas, especialmente de la
zona de Chubut. El capataz, un inglés de nombre Williams Norris, ordenó la
construcción de una casa de administración, corrales, establos, un galpón de
guardar los alimentos y herramientas, y una barraca que sería dormitorio y
comedor de los peones. La deficiente alimentación (carne salada, arroz, salazón
de bacalao podrido, harina llena de gorgojos), el duro trabajo y el clima
extremo, no tardaron en pasar factura a los obreros en forma de una extraña
enfermedad que se manifestaba en moratones en piernas y brazos, hemorragias por
daños gastrointestinales, sangrado de encías, caída de dientes, fortísimos
dolores de cabeza, y una irritabilidad extrema que llevaba a la violencia a
quienes la padecían. Una vez levantado el asentamiento principal, comenzaría el
trabajo, y periódicamente un barco volvería a la zona para aprovisionar a los
trabajadores de alimentos frescos y otros objetos de primera necesidad. Pero
los meses pasaban y a partir de cierto momento esas esenciales provisiones no
llegarían. La moral estaba por los suelos, los más débiles no tardaron en
perecer, primero por peleas y navajazos fruto del desánimo y mal ambiente
general, luego por la propia enfermedad; un día amanecía con siete muertos, al otro
día eran veintiocho… y así la lista fue aumentado hasta llegar casi al centenar
de rudos trabajadores que sucumbieron entre el frío austral y la salazón de
bacalao podrido. Los cuerpos eran enterrados por temor al contagio, en la
pequeña isla hoy llamada Isla de los Muertos sin oraciones ni honores,
simplemente una destartalada caja de madera de ciprés y una cruz sin nombre
marcarán el lugar de su descanso eterno. Cuando en octubre de 1906 llegaba por
fin el barco que rescataría a los supervivientes convertidos en desnutridas
figuras fantasmagóricas, tan sólo un puñado de ellos conseguiría
recuperarse de la enfermedad y seguir adelante, pese a salir de allí con vida.
La verdad sobre la muerte quedará opacada bajo una pátina de suposiciones,
especulaciones y acusaciones hacia la Compañía Explotadora Baker, que según
algunos, envenenó a los trabajadores a propósito para no pagar los salarios
adeudados, aunque la causa podría haber sido la presencia de pesticidas en la
bodega del vapor junto con los alimentos y el ganado.
Arqueología
de la Isla de los Muertos. Fuera como fuere, el abandono de los trabajadores
durante largos meses en aquel peculiar infierno patagónico, fue sin duda el
motivo de su condena. Hace algunos años se realizaron excavaciones
arqueológicas para rescatar parte de la historia perdida, pero el cementerio
había sido excavado a escasos metros del río, posiblemente porque las fuerzas
no daban ni para introducirse en el interior de la espesa vegetación ni para
cavar en tierras más endurecidas. Por ese motivo las crecidas del río se
llevaron en fechas inciertas buena parte de las tumbas. El padre salesiano
Alberto Agostini mencionaba la cantidad de ciento veinte cruces a mediados del
siglo pasado, el explorador A. F. Tschiffely hacía mención de setenta y nueve
poco después. Ambos mencionan como causa de la muerte el escorbuto y el aislamiento
en tiempos de la Sociedad Explotadora del Baker (1904-1908). Durante los años
siguientes el tema prácticamente desaparecería, y las pocas versiones impresas
de los "sucesos del Baker" se reducirán a medios eruditos o de escasa
circulación, que repiten además, lo dicho anteriormente. Hoy en día sólo quedan
treinta y tres tumbas. Quién sabe si la próxima crecida del Baker acabará por
borrar por completo el último recuerdo de aquellos que dejaron allí su vida por
el progreso de Chile. Es por eso, que el rescate de esta historia es tan
importante, aunque es probable que nunca se sea desvelada en su totalidad. La discusión reflota a
comienzos de la década del 1980, ligado a la mayor difusión e interés por la
zona de Tortel y sobre todo, a versiones sobre un posible envenenamiento masivo
intencional y la cristalización del nombre "Isla de los Muertos". De
hecho, los aportes más valiosos a este estudio han sido hechos recién en los
últimos dos años, correspondiendo a una recopilación y análisis comparativo
sistemático de la documentación, complementario a las excavaciones arqueológicas
realizadas y, sobre todo, a la publicación del único documento conocido escrito
por un testigo directo de los hechos. La comparación de estos testimonios (documentos
escritos, arqueología y testigo) revela un contraste entre versiones
"prudentes" (quizás excesivamente "cautas", de parte de una
"historia oficial") y versiones "sensacionalistas" y
"truculentas", propias de entrevistadores que buscan noticias llamativas,
como por ejemplo, pobladores que relatan historias oídas, cayendo muchas veces
las versiones escritas en confusiones de fechas y actores, o en relatos que
hilvanan sucesos no relacionados como si fueran parte de un solo evento.
Ilustración de la novela gráfica "La Isla de los Muertos: dos versiones para una historia" |
Por lo
tanto, la mayoría de los relatos disponibles parecen ser fidedignos, pero al
ser comparados entre sí revelan importantes contradicciones. A riesgo de
simplificar, y con el único fin de sistematizar su análisis, sin embargo, es
posible distinguir entre aquellos relatos que explican las muertes en términos
de una causa "natural", no intencional (hambruna, escorbuto,
envenenamiento accidental) y aquellos que las consideran consecuencia de un
asesinato masivo intencional por envenenamiento (arsénico, estricnina o
cianuro), ya sea para aplacar un violento motín inminente, robar el dinero para
pagar a los trabajadores o para cobrar indemnización fiscal. Cada una de estas
versiones debería haber dejado evidencias materiales distintivas susceptibles
de ser contrastadas arqueológicamente, pero las pésimas condiciones de
preservación apenas permitieron descartar algunas, sin que sea posible decidir
entre varias alternativas hipotéticas que han quedado como
"posibles", aun después de las excavaciones. Para complicar aún más
las cosas, es preciso considerar la posible intervención de otras personas en
el cementerio con posterioridad a su formación. Es muy probable, por ejemplo,
que algunas de las tumbas hayan sido reparadas y "embellecidas" por
devotos que visitaron el lugar durante las últimas décadas. Algunas muestran un
cerco individual, o un rosario sobre la cruz, y puede que hasta hayan puesto o
extraído placas de las cruces. Además, las crecidas del río aparentemente
habrían erosionado y socavado parte del sitio. Los trabajos arqueológicos
realizados consistieron en el levantamiento planimétrico y fotografía de la
superficie del sitio, la excavación de pozos de sondeo, el registro
estratigráfico, la toma de muestras de tierra de los alrededores del cementerio
y la excavación sistemática de una de las tumbas. Pero todos los factores de conservación
y manipulación del sitio confabularon contra una interpretación simple del
mismo, existiendo dudas acerca de temas tan básicos como la edad del
cementerio, la naturaleza de las muertes o el número de individuos fallecidos.
Así es que, en la espesa selva austral, enmohecida de líquenes, entre las
lianas de las enredaderas, y entre la espesura hermética de las plantas y
helechos que crecen bajo los grandes árboles, permanece este cementerio, un
lugar enigmático. Tal vez, el misterio constituya un valor añadido del lugar.
Quién sabe…
Es una pena que no exista un solo comentario sobre sus artículos. Excelente artículo!
ResponderEliminarHola Daniel, muchas gracias por leerlo y comentarlo. La verdad es que pasan muchos lectores por aquí, pero dejar un comentario les cuesta un poquito. Gracias por el tuyo :)
EliminarQue gran articulo...!!! desconocía absolutamente esta historia y lugar...es increíble la cantidad e parajes historias y leyendas que existen en nuestro territorio que nos son totalmente desconocidas, lo que claramente repercute en nuestra personalidad como país. Un llamado de atención a las autoridades y a las propias personas que se interesan por banalidades en lugar de algo mas concreto como nuestra propia historia.
ResponderEliminarHola Rolbar. Por motivos que desconozco no recibo notificaciones de los comentarios a mis post en mi correo electrónico, así que no he visto el tuyo hasta este momento. Gracias por tu comentario. Alex
EliminarFelicitaciones por el articulo, es una manera de honrar a estos hombres que con sus manos trataron de traer progreso a este Pais, que una vez mas le paga a sus trabajadores con la nefasta y endémica paga del olvido, felicitaciones nuevamente y sera compartido para que mas personas sepan esta triste historia de hombres valientes
ResponderEliminarHola San Esteban. Por motivos que desconozco no recibo notificaciones de los comentarios a mis post en mi correo electrónico, así que no he visto el tuyo hasta este momento. Gracias por tus felicitaciones y por haberlo compartido. Alex
EliminarExcelente aporte amigo!!!, la verdad es que me enteré de esta triste historia hace un par de años gracias al album conceptual "La Isla de los Muertos" de la banda de rock progresivo La Desooorden, en el que relatan este fatídico episodio de la historia de Chile por mucha gente desconocido. Es un deber como personas contar esta historia para rescatar dentro de lo posible la memoria y la dignidad de esos obreros chilotes que fueron abandonados a morir en esas tierras inhóspitas, y que tarde o temprano de frio y hambre cobraría sus vidas. Te felicito amigo, muy buena entrada.
ResponderEliminarHola Rodrigo. Desconocía la existencia de ese tema de rock. Por motivos que desconozco no recibo notificaciones de los comentarios a mis post en mi correo electrónico, así que no he visto el tuyo hasta este momento. Gracias por tu comentario. Alex (andra) soy chica ;)
EliminarExelente texto, yo tenia conocimientos previos y todo esta muy bien expueso
ResponderEliminarHola Fernando. Por motivos que desconozco no recibo notificaciones de los comentarios a mis post en mi correo electrónico, así que no he visto el tuyo hasta este momento. Gracias por tu comentario. Alex
EliminarGracias por compartir este artículo, que terrible historia y lo que la hace mas llamativa es el misterio que encierra, gran artículo que nos permite aprender sobre las historias que se ciernen en nuestro país, ojala algún día tener si quiera la posibilidad de poder llegar a este lugar. Gracias.
ResponderEliminarBuen artículo.
ResponderEliminarExcelente articulo, llegue aquí por un disco de una banda llamada la Desoorden, que tiene un disco llamado la isla de los muertos, lo comparto...
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=fGYLYbbb4hs
Excelente artículo. Felicitaciones!
ResponderEliminarGran articulo, pronto estare visitandola.
ResponderEliminarQué buen artículo!! De lo más completo que he encontrado. Saludos desde la linda isla de Chiloé :)
ResponderEliminarMuy Buen articulo, soy del norte y se agradece.
ResponderEliminarMuy Buen articulo, soy del norte y se agradece.
ResponderEliminarBuen artículo Alex. Felicitaciones.
ResponderEliminarBuscaré la novela gráfica y el disco.
Consulta, tienes documentación de lo que les pasó al grupo, mientras esperaban?
Tienes registro del descubrimiento del cementerio en la década del '50.
Saludos cordiales,
La Tragedia Obrera de Bajo Pisagua, Río Baker, 1906. Origen del Cementerio Isla de los Muertos comuna de Tortel, Patagonia Occidental. Ñire Negro Ediciones, 2015. Coyhaique.
ResponderEliminarEn este libro podrá encontrar la autora del Blog y lectores de esta nota mucha más documentación, prácticamente toda sobre estos hechos, llevada a cabo minuciosamente por el Antropólogo y editor Mauricio Osorio Pefaur, autor del libro citado.
Para acceder al libro, contactar en facebook de Ediciones Ñire Negro, con sede en Coyhaique, ahí les informarán en qué Librería lo pueden adquirir en Santiago o hacer el envío desde Coyhaique a donde estén. O escribir a nirenegro@gmail.com.
Es un muy buen LIBRO e investigación.
La Tragedia Obrera de Bajo Pisagua, Río Baker, 1906. Origen del Cementerio Isla de los Muertos comuna de Tortel, Patagonia Occidental. Ñire Negro Ediciones, 2015. Coyhaique.
ResponderEliminarEn este libro podrá encontrar la autora del Blog y lectores de esta nota mucha más documentación, prácticamente toda sobre estos hechos, llevada a cabo minuciosamente por el Antropólogo y editor Mauricio Osorio Pefaur, autor del libro citado.
Para acceder al libro, contactar en facebook de Ediciones Ñire Negro, con sede en Coyhaique, ahí les informarán en qué Librería lo pueden adquirir en Santiago o hacer el envío desde Coyhaique a donde estén. O escribir a nirenegro@gmail.com.
Es un muy buen LIBRO e investigación.
Hola, muy interesante y claro tu artículo. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuy buen artículo de una triste historia. Que pena que no hayan testimonios escritos de esa lenta tragedia y de nuestros compatriotas.
ResponderEliminarBueno, hoy el Grupo Inti- Illimani, va en camino a una conmemoración de esta horrible vivencia... La verdad que merece que sea conocida por todos, contada en los libros de colegio y que ojalá nadie quede ajeno a estos hechos, es nuestra historia y no nada que hacer...
No tengo mucho que decir, sólo agradecer tan valioso e interesante artículo.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Alzo mi calavera en vuelto honor...
Muy buen artículo,creo que es muy importante saber de más sobre la verdadera historia de estos Chilotes que fueron a trabajar a ese lugar y terminaron encontrando la muerte, sería muy bueno el apoyo del Ministerio de Cultura para apoyar una nueva recontitucion de los hechos que acabaron con la vida de 120 chilenos
ResponderEliminarMuy buen articulo. Felicitaciones.
ResponderEliminarno tenia ni idea de esta historia, y en ninguna parte dicen haber encontrado piezas oseas, raro, pues eso delata mucho,. familiares que hayan tenido y buscado, y descendencia de los mismos,... enigmas??? protección a alguien de peso?
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