Desde las teorías de Von Däniken que especulaban con la ayuda de cosmonautas para el traslado de los pesados moai, hasta los últimos trabajos de Terry Hunt y Carl Lipo, en que un moai de 5 toneladas es movido con un sistema de cuerdas y fuerza humana, veremos la evolución de los conocimientos en este sentido (Heyerdahl, Mulloy, Love, Pavel Pavel, Van Tilburg), y la opinión del pueblo rapanui y sus tradiciones orales. Hablaremos de los diversos conceptos que han sido otorgados al enigmático mana, esa fuerza sobrenatural de los ariki, con la que supuestamente eran capaces de mover pesados objetos. Haremos un breve repaso a las investigaciones en torno a la aún no descifrada escritura rongorongo, una de las pocas en el globo que quedan por interpretar (Jaussen, Routledge, Métraux, Englert, Barthel, Fischer, Fedorova, Bettocchi), y las fuentes y pruebas que nos indican la existencia de antropofagia, o canibalismo, en ciertos períodos convulsos de la Historia de la Isla de Pascua (Ana Kai Tangata). Pero, más allá de teorías esotéricas o científicas, veremos qué cuentan las leyendas y qué opinan los propios rapanui sobre estos temas que tanto nos atraen y sobre los que tanto discutimos.
El traslado de los moai
Para arrastrar un moai a la costa, al ahu Tongariki, colocaban un tronco de un árbol en un hoyo; a este tronco lo llamaban tu’u. Lo amarraban con sogas, haciendo triple amarra para sujetarlo bien. Al estar firme el tu’u, amarraban a media altura el tonga, palo transversal… Levantaban entonces el moai y lo ataban con soga en el tonga.
Referido por Santiago Pakarati en Leyendas de Isla de Pascua
Padre Sebastián Englert (1888-1969)
Para colocar el pukao sobre un moai, tuvieron que amontonar piedras; volteaban entonces el pukao sobre éstas hasta llegar arriba, a la cabeza del moai. Usando una angarilla hecha de gruesos palos, lo hacían entrar en la cabeza. Después deshacían el amontonamiento, sacaban las piedras y las dejaban para el ahu.
Referido por Carlos Teao Tori en Leyendas de Isla de Pascua
Sebastián Englert (1888-1969)
Experimento realizado en 1986 por el checo Pavel Pavel con reproducción en cemento de un moai
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Desde que Von Däniken asegurara que cosmonautas habían ayudado al antiguo pueblo rapanui en el traslado de los moai, mucho agua ha corrido en torno al tema. Ya en los años '50 y '60, Thor Heyerdahl y William Mulloy demostraron que era posible trasladar estas estatuas con la ayuda de sogas y troncos, ya fuera en forma de horquilla o de rieles. Más tarde, en los años '80, Charles Love y Pavel Pavel realizaron experimentos con reproducciones en cemento que demostraban lo mismo. El último trabajo al respecto, desarrollado por Terry Hunt y Carl Lipo, también demuestra claramente la relativa facilidad de mover un moai con un simple sistema de cuerdas y fuerza humana, sin utilizar ni siquiera troncos.
Experimento realizado en 2011 por Terry Hunt y Carl Lipo con reproducción
en cemento de un moai de 5 toneladas.
Fotograma de vídeo del número de julio 2012 de National Geographic
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Los moai no son simples estatuas de piedra,
son seres vivos, imágenes de los antepasados, los tupuna, cargadas de espiritualidad, de mana. Los ahu sobre los
que se erigen, antes eran lugares sagrados donde se enterraban los cuerpos de
los fallecidos en pequeños compartimentos, con aire y espacio que dejaba
circular el mana. Por tanto no
importaba cuán difícil resultara su traslado. Se hacía siguiendo una tradición,
y por razones muy específicas, según las tradiciones y creencias religiosas.
Ahora los cuerpos se apilan en dos pequeños cementerios católicos que distan
mucho de la esencia rapanui, de su idiosincrasia. ¿Es posible que los moai caminaran? Es posible, con
ingenio, sogas, troncos, fuerza humana. Ellos así lo ven, y ven que muchos
enigmas que aún quedan por resolver, no son tales pues la verdad está ahí, ante
nuestros ojos, bella, interesante, apasionante y llenadora, más que las
fantasías que por décadas hemos tejido.
Atardecer en Ahu Vai Ure, en el
complejo Tahai, cerca de Hanga Roa. Foto: Alex Guerra
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Las tablillas o kohau rongorongo
En la época del reino del ariki Nga-ara, antes de las guerras tribales, se desarrollaban ceremonias anuales en Anakena. Eso se celebraba en tiempo de paz. Venían los maestros y estudiantes a recitar el rongorongo. Tenían tablillas en sus manos y se escuchaba el ruido de los bastones pegando a la tierra del camino.
Referido por Ramón Te Haha en El misterio de Isla de Pascua
Katherine Routledge (1866-1935)
En la época del reino del ariki Nga-ara, antes de las guerras tribales, se desarrollaban ceremonias anuales en Anakena. Eso se celebraba en tiempo de paz. Venían los maestros y estudiantes a recitar el rongorongo. Tenían tablillas en sus manos y se escuchaba el ruido de los bastones pegando a la tierra del camino.
Referido por Ramón Te Haha en El misterio de Isla de Pascua
Katherine Routledge (1866-1935)
Tablilla Aruku
Kurenga, guardada en los Sagrados Corazones Picpus de Roma
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El desciframiento de las tablillas rongorongo es sin duda uno de los más interesantes desafíos de
la investigación del pasado de Isla de Pascua. El significado de sus signos
finamente grabados con dientes de tiburón o lascas de obsidiana, supuestamente
ideográficos, y escritos en bustrófedon (comienzan a leerse por la izquierda y
luego se gira la tablilla para leer la siguiente línea que está en posición
inversa), sobre tablillas de toromiro o palo de rosa de Oceanía, es uno de los
últimos misterios de la isla que quedan por desvelar. Desde copulaciones
cosmogónicas (Obispo Jaussen, Steven Fischer) a datos astronómicos y para la
navegación (Jacques Guy), pasando por códigos mnemotécnicos (Katherine
Routledge, Albert Métraux y Sebastián Englert), o textos realizados con una
escritura compleja (Thomas Barthel, Irina Fedorova, Lorena Bettocchi), son
muchos los datos que se han ido extrayendo parcialmente del exiguo número de
tablillas conservadas. Lingüistas, antropólogos y aficionados han dedicado la
vida a su estudio, consiguiendo apenas acercamientos incompletos a su
interpretación. ¿Qué dicen las leyendas y los rapanui actuales sobre el tema?
Tablilla Pequeña de Santiago, guardada en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago |
El mito
de Haumaka cuenta que un nativo de Hiva, isla mítica originaria de los primeros
rapanui, llamado Haumaka, tuvo un sueño en el cual su espíritu viajó a una
tierra lejana, buscando una residencia para el rey Hotu Matu’a, llamando a ese
lugar imaginario, Te Pito o Te Kainga un Hau Maka, o sea, El pequeño
fragmento de tierra de Hau Maka. Al escuchar esta historia, Hotu Matu’a
decidió cruzar el océano junto con otros exploradores, para hallar mejores
tierras que aquellas en las que moraban. Lejos de viajar a ciegas, ellos no
hicieron más que seguir las indicaciones dadas por Hau Maka en sus ensoñaciones,
que eran muy exactas según cuenta la leyenda: lunga i, viento arriba en
el sudeste, tau de e, hacia afuera, ro a del revareva de e, como
contorno permanente, i raa del te del roto i, en medio del levantamiento
del sol. Ellos llegaron siguiendo las coordenadas de aquel nativo, con 69
tablillas rongorongo.
Detalle de signos rongorongo
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A pesar que los investigadores marcan la firma del tratado de anexión de la isla a España, de los tres ariki rapanui con el comandante del buque de Felipe González de Haedo en 1770, y 1864 como la fecha segura de la existencia de tablillas, a través de los escritos del misionero Eugène Eyraud, ya mucho antes de la llegada de los primeros europeos a la isla, existían en una cueva llamada Ana O Keke, signos grabados en las paredes rocosas muy similares a los signos de los kohau rongorongo.
Signos grabados en la pared rocosa cercana al acceso de la cueva Ana O Keke. Foto: Alex Guerra |
Pero sobre el significado, el origen
y la antigüedad exactas, no hay pruebas que permitan asegurar nada, sino sólo
especular sobre suposiciones. Lo que sí podemos afirmar es que la escasez de
tablillas en la actualidad es consecuencia de la dañina y fatal presencia
europea en la isla. A partir de la llegada de los primeros misioneros, la
mayoría de ellas fueron quemadas, por ser consideradas satánicas, portadoras de
extraños estados mentales y espirituales, mensajes no convenientes para la
labor evangelizadora. Los centenares de objetos rongorongo, sobre los cuales da fe Eugène Eyraud, demuestran la
existencia de una tradición antigua aún duradera, a pesar de los devastadores
efectos de las correrías de los esclavizadores peruanos, que acabaron con los
últimos sobrevivientes que conservaban en su memoria la capacidad de
interpretar las tablillas.
Vista aérea de Isla de Pascua, por el lado del volcán del Rano Kau, donde
se halla el centro ceremonial de Orongo
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Canibalismo en la sociedad antigua
rapanui
Mataron a Ure o Hei, le cubrieron de
hojas de caña de azúcar y lo chamuscaron. Cuando estaba bien chamuscado, lo
rasparon, limpiando las partes sucias chamuscadas; encendieron fuego para el
curanto y lo cocieron… Mi madre me contó que en las guerras mataban a hombres, y
cortaban sus cuerpos en pedazos que repartían entre la gente.
Referido
por Juan Tepano Rano en Leyendas de Isla de Pascua
Sebastián
Englert (1888-1969)
Detalle de pictografías representando al tangata manu u hombre pájaro, en la Ana Kai Tangata. Foto: Oriol Alamany
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Existe
una cueva en la isla, la Ana Kai Tangata, cuyo nombre traducido literalmente
del rapanui moderno al castellano, vendría a significar la cueva donde comían a los hombres. Sin embargo, también podría
interpretarse como la cueva donde los
hombres comían. Pero discusiones idiomáticas aparte, lo cierto es que en
ella se han encontrado restos de huesos humanos carbonizados, y las leyendas y
tradiciones orales nos hablan claramente de canibalismo en aquellas convulsas
épocas en que la cueva fue habitada: la época de un cambio radical de paradigma
social y político, que pasó del culto a los antiguos clanes y sus ariki
o jefes, al culto al tangata manu u
hombre pájaro, desarrollado en el bello centro ceremonial de Orongo. Por lo
tanto, a pesar que las pruebas arqueológicas no son rotundas para probarlo, y
las afirmaciones sobre el tema pudieron, en su época, estar condicionadas por
la exaltación de investigadores ávidos de datos morbosos que servían para sus
propósitos de atraer la atención del gran público, puede perfectamente
inferirse que probablemente se practicó la antropofagia en ese lugar, y al ser
de fácil acceso, es muy visitada y los turistas acuden a presenciar donde se
supone que esta práctica se llevó a cabo. Además la antropofagia era práctica (y sigue siendo en algunos puntos de Centro América, Africa y Oceanía) común en pueblos indígenas, como parte de costumbres ancestrales muy arraigadas, rituales para absorber la energía o poder del enemigo, o incluso, en momentos en que era necesario para la supervivencia, como parece haber sido el caso de Isla de Pascua.
Detalle de pictografías representando al tangata manu u hombre pájaro, en la Ana Kai Tangata. Foto: Alex Guerra
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La
importancia de la cueva es innegable. Los pigmentos con los que se realizaron
las pictografías de sus paredes rocosas, que fueron traídos desde lejos hasta
aquí, demuestran que el lugar fue sagrado, por alguna razón que escapa a
nuestro entendimiento. Fue un lugar muy especial para los antiguos rapanui, que
lo utilizaron y dejaron sus huellas en forma de un arte cuya intencionalidad no
creo que pase por una función práctica, sino que se trata sin duda alguna de
parte de un ritual mágico.
Vista del recinto sagrado de Mata Ngarau, uno de las mayores y mejores concentraciones de petroglifos de la isla, en el centro ceremonial de Orongo, volcán del Rano Kau. Foto: Alex Guerra |
Me parecen sorprendentes las pinturas en la cueva. No se parecen a las pinturas rupestres que estamos acostumbrados a ver. Destaca la utilización del color y repetición de motivos. Parece arte abstracto.
ResponderEliminarComo siempre es un placer leer lo que publicas en este blog.
No me canso de leer este blog, siempre hay algo mas que aprender sobre la isla, misteriosa es la isla y misteriosa es su gente.
ResponderEliminarQUE APASIONANTE TEMA. SOLO PEDIRIA QUE NO LO NARREN A MANERA DE INTRIGA PORQUE CREA EXPECTATIVAS SIN FUNDAMENTOS CIENTIFICOS. GRACIAS POR SUS INVESTIGACIONES.
ResponderEliminarHola, tal vez el título es un poco intrigante, porque el artículo fue elaborado para una conferencia justamente en un ámbito del misterio. Pero como habrás podido concluir, después de la lectura, el propósito del texto es justamente desmontar algunos de los mitos sobre temas que se creían, y a veces aún se creen, envueltos en misterio, y que no lo son. Muchas gracias por entrar al blog y leer los textos.
EliminarAlex, la foto aerea de la isla con el Rano Kau es tuya? si es así como puedo contactarte para incluirla en una publicacion?
ResponderEliminarrodrigo@rffilms.cl
Perdona Rodrigo, hace tiempo no visito mi blog y acabo de ver tu pregunta. No, la foto no es mía y no conozco la autoría.
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